LO QUE NOS MUESTRA LA ADHESIÓN Y LA RESISTENCIA AL PARO CÍVICO
Por Carlos A. Lara Ugarte
En el paro cívico realizado el 28 de agosto, resalta la coordinación de 6 departamentos: Beni, Chuquisaca, Cochabamba, Pando, Santa Cruz y Tarija, y desde las respuestas de la población, saca de las sombras, a los ojos de los protagonistas procesos sociopolíticos que muchos analistas prefirieron obviarlo, minimizarlo o no abordarlo a lo largo de estos últimos meses.
Dos procesos en particular es prudente ponerlas en el tapete crítico y no dejar que se maneje como un producto mágico emanado de las bolas mágicas de los prestidigitadores mediáticos y caudillos regionales que han aprendido a manejar la información y sus conclusiones en el circulo vicioso de difundir solo lo que interesa para sus fines.
A continuación se hace referencia a dos procesos que maduraron casi de manera simultanea e independiente, y que se incrustan y se complementan a viejos procesos dinamizadores de la realidad nacional
¿Y como lo hacen? Para responder a esta pregunta, en el propósito de definir procesos que aportan o interfieren el proceso constituyente en Bolivia, es necesario hacerlo de manera transdiciplinaria, ya que existen un sin fin de viejos procesos llenos de conflictos y con demandas insatisfechas que intentan agarrarse de nuevos ciclos de transformación social y particularmente de la Asamblea Constituyente, para revivir viejos paradigmas que ya se habían dejado en aras de visones integradoras y de debate pacífico.
Al influjo de los movimientos y paros impulsados por los comités cívicos, los dos ciclos de experiencia social o proceso social, al que se hace referencias al principio del texto de refieren a:
1. Un primer proceso que se focaliza en el crecimiento de la influencia del Comité Cívico de Santa Cruz hacia sus similares en los cinco otros departamentos, sin dejar de a un lado la posibilidad de presenciar su expansión hacia los cívicos de Oruro y Potosí. (A La Paz por ahora es imposible, por razones obvias, y no por otra cosa)
2. Un segundo proceso centrado en la dinámica departamental y motorizado en el ámbito de la totalidad nacional por dos contrarios claramente visibles: los que promueven los cambios con contenido revolucionario en el marco de la legalidad liberal y otros que se oponen en ese mismo marco y otros más.
¿Qué pasa con el primer proceso mencionado? El proceso de influencia del Comité Cívico de Santa Cruz hacia sus similares, no es precisamente producto de un avance cualitativo de su accionar o de la coherencia entre su práctica y filosofía para resolver los problemas nacionales planteando alternativas lúcidas y democráticas. Y aunque haya un mínimo lo anterior no es la razón más consistente.
Lo que parece ser determinante en su creciente influencia es el moverse en un ámbito donde las fuerzas críticas y de transformación social han dejado de actuar o lo hacen de manera débil y de manera despreocupada ante las prioridades coyunturales.
Para nadie es desconocido que la lucha cívica en las ciudades del occidente boliviano han tenido sentido de cambio y fuerza unificadora en la demanda regional cuando lo han hecho con apoyo y participación de obreros, campesinos y clases medias progresistas. Pero cuando estas fuerzas se alejan de o ha estas fuerzas las relegan de los comités cívicos, es natural suponer que otro tipo de influencias se introducen con facilidad en las instituciones.
La falta de presencia material e ideológica de la clase obrera, campesinos, indígenas, clases medias y profesionales progresistas en la entidad cívica cochabambina, chuquisaqueña y tarijeña es una realidad que ha abierto las puertas y ha extendido las alfombras para posibilitar la entrada triunfal del sentimiento liberal y conservador de los líderes del Comité Cívico de Santa Cruz.
Otra es la realidad, diferente, pero parte del mismo proceso es el acercamiento al movimiento cívico de Beni y Pando. Hay pues entre Santa Cruz, Beni y Pando una fuerte afinidad identataria que las hacen parte de una mima reivindicación regional, pero con los otros tres, ¿De donde? ¿Cuándo? ¿Por qué?
A las preguntas ¿De donde? ¿Cuándo? ¿Por qué? Responder supone ser amplio, pero que tal si se parte reconociendo la existencia de intereses políticos que actúan bajo preceptos de una “vieja” Constitución Política del Estado para seguir justificando y legalizando las relaciones de explotación, de neocolonización y de discriminación favoreciendo a asociaciones, entidades y clases políticas conservadoras temerosa a los cambios y opuestas a posturas transformadoras y revolucionarias.
Ahora, para explicar el segundo proceso planteado a un principio, es necesario hacerlo desde la realidad cruceña, ya que esta pone en vitrina el proceso mencionado.
Los cívicos cruceños, desde la coyunturas constituyente, han priorizado el logro de metas expansivas y de influencia hacia otros movimiento cívicos departamentales, descuidando su espalda. Así llegaron tarde a intuir que desde su propio descuido, en la misma región se ha ido generando un civismo alternativo y contestatario; y que a la actualidad poco a poco se consolida y también es expansivo, pero no por el afán de dominio y hegemonía, sino por simple lógica de sobrevivencia. El Comité Cívico Popular con base social en los gremialistas, transportistas, estudiantes y clases medias del plan tres mil, se fortalece con la participación de la pampa de la isla, la cuchilla, la villa primero de mayo y otros barrios que pueden conformar un anillo o media luna pequeña dentro del corazón de la media luna grande.
Durante el paro cívico, los estudiantes, gremialistas y otros estamentos del plan tres mil resguardaron los ingresos principales a la ciudadela evitando que la unión cruceñista imponga por la fuerza la determinación de parar. Así, no solo no pararon sino que aprovecharon para plantar el mojón de la quinta sección municipal y se declararon autónomos del gobierno municipal central.
Esta demanda es posible que vaya madurando junto a otras que seguramente irán potenciando al comité cívico popular y a las instancias organizadas afines. El comité Cívico de santa cruz, puede seguir proclamando sus triunfos en las demás regiones, pero sin duda que le faltará fuerzas para controlar su proceso de hegemonía al interior del departamento debido a que el Plan tres mil o le quita fuerza o sencillamente pone el jaque a su proceso expansionista. Ya sin contar a los municipios de San Julián y Yapacaní, donde por “instrucción política y administrativa” existe un mandato contra hegemónico a las determinaciones del Comité Cívico.
Acá se manifiesta o se entiende la existencia del segundo proceso, al interior de las mismas regiones o ciudades: dos contrarios, uno que se adhiere a cambios revolucionarios y otros que se oponen, ambos en el marco del constitucionalismo liberal.
Predecir etapas en curso y etapas de llegada sustentada en viejos y nuevos procesos sociales serán siempre meras posibilidades, que desde un principio de correspondencia ayudarán a tomar determinaciones políticas que marquen el curso de las propuestas a la Asamblea Constituyente.
Pues, no es aventurero decir que sin salirse del constitucionalismo liberal se puede direccionar la opinión pública, hacia victorias coyunturales sin medir consecuencias o desenlaces violentos, y es recatado pensar que es posible, establecer categorías e indicadores de análisis, dentro los mismos marcos liberales para avanzar con el diseño y la implementación de un constitucionalismo mas comprometido con las mayorías y sobre todo con los procesos de descolonización e integración demandando por los pueblos originarios, campesinos y sectores de trabajadores considerados, curiosamente como “Advenedizos” en territorio Boliviano.
La asamblea constituyente esta experimentando y viviendo todo los procesos imaginados por la sociedad boliviana, pero lamentablemente por un conjunto de remanentes retrógrados y reaccionarios sus actores, desde los comités cívicos no está aprovechando lo concertado a lo largo de la historia, para cerrar viejas heridas sin reabrir viejos disensos constitucionales.
Para terminar se dirá a manera de afirmación que “La meta de transición a la que deben llegar los viejos y nuevos procesos de transformación social está a la vuelta de lo concertado en el pasado, mas adelante o después viene la nueva concertación y la nueva sociedad que se intente diseñar en el proceso de la Asamblea Constituyente.
Santa Cruz, 29 de agosto de 2007.