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miércoles, 29 de julio de 2020

¿BOLIVIA AL BORDE DE UNA CONVULSIÓN?

Por: Carlos Alejandro Lara Ugarte

La determinación del Cabildo realizado en El Alto ayer 28 de julio del presente, amerita ensayar un campo especulativo poniendo en contraparte la gestión del conflicto del Órgano Ejecutivo para fundamentar posibles desenlaces de la conflictividad que puede generarse por las postergación de las elecciones nacionales en  Bolivia y poner a Bolivia al borde de una convulsión y violencia social contra del Gobierno central y con consecuencias en los Órganos del Estado y Gobiernos Autónomos.

En las próximas semanas sabremos si no dialogar y dejar de atender la conflictividad generadas desde la postergación de las elecciones es un Romerazo o Añenazo con sabor a Mamertazo, o simplemente un caso más de cientos de demandas sociales no atendidas por el Gobierno.

Contextualización institucional en la conflictividad popular.

Los conflictos políticos y sociales en razón a las elecciones nacionales de octubre de 2019 tuvieron un curso enmarcadas en la gestión institucional de los órganos de poder estatal en sus diversas instancias, esto por un lado; y por otro los conflictos se dieron en razón a las demandas y acciones ciudadanas en sus diversas manifestaciones y niveles de violencia creciente y decreciente. Esto es lo que caracterizó la conflictividad de los 14 años que le tocó gobernar a Evo Morales; las instituciones hacían gestión en el marco de sus competencias y atribuciones y los sectores demandantes presentaban propuestas, gestionaban ante instancias competentes y frente al incumplimiento y negligencia ejecutiva, administrativa u operativa las medidas de presión asumían su espacio en la lucha y demanda democrática y concertada finalmente.

No es exagerado afirmar que en la mirada del conflicto durante los 14 años se fue construyendo gobernabilidad y gobernanza, donde los sectores populares, obreros y campesinos lograron cierto nivel de confort, ajunto  al empoderamiento  social en las reglas de una democracia participativa, representativa y directa.  

Para la organizaciones sociales y el movimiento obrero, el ejercicio del diálogo, el debate, la concertación y la acción no se ajustan a reglas estatales ni a Derecho Positivo, es más bien un Derecho Natural dialéctico que se nutre de sus contradicciones internas y secundarias, ante esta determinación clasista e histórica  durante los últimos años que la COB acompañó la gestión estatal la COB no pudo nutrirse desde sus contradicciones internas y optó hacer política desde las contradicciones de la administración del Estado. Esa es la Lógica y dialéctica que entendió y transmitió el gobierno de Evo Morales, para avanzar con el proceso de cambio y la Revolución Democrática y Cultural, para esto fue propósito necesario fundir el proyecto de la COB a la de los Pueblos Indígenas Originarios Campesinos y de los sectores populares componentes matrices del pacto de Unidad, en razón a los nuevos preceptos constitucionales nacido y creado en la Asamblea Constituyente y la nueva Constitución Política del Estado.

La Nueva Constitución Política del Estado Plurinacional es el marco de desarrollo económico político y social que marca el Proceso de Cambio y la Revolución Democrática y Cultural. Gobernados y gobernantes entendieron siempre esto, y en la medida en que se fue profundizando el Cambio y la Revolución también se fue fortaleciendo el contra-cambio y la contra-revolución política y por ende el apoyo a la gestión estatal y el rechazo al mismo, al grado de promover, en el sector de rechazo, en la reacción, la negación del Estado Plurinacional enarbolando el retorno a la institucionalidad y proyecto de país y nación única de la vieja República Boliviana.

Haciendo referencia a las leyes de la naturaleza y al materialismo histórico sabemos que restaurar el pasado es imposible y menos restaurar la vieja institucionalidad de la vieja República Boliviana; imposibilidad que no determina en sí misma la negación de la acción reaccionaria con la fuerza del viejo poder y fortalecido por nuevos agentes, realidades y necesidades políticas, económicas y sociales que exige el nuevo orden mundial.

Desde este eje de exposición no es complejo explicar la caída de Evo Morales y al mismo tiempo predecir la caída del régimen policiaco-militar a la cabeza del gobierno civil transitorio.

Caída de Evo Morales

Del 20 de octubre a la primera semana de noviembre el órgano ejecutivo del Gobierno de Evo Morales se mantuvo compacto, pero dos de las instituciones más representativas del  ministerio de Defensa y de Gobierno, en sus mandos superiores para estas fechas ya habría sido cooptado por corrientes opositoras; Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Este hecho es de conocimiento público.

Ahora nos preguntamos  qué papel jugaron las fuerzas armadas y la policía nacional fracturando el régimen de Evo Morales y desmarcándose del Estado Plurinacional en adhesión a la vieja República Boliviana y a las fuerzas de la reacción y representantes del neoliberalismo. Sin duda que no fueron en líneas del mandato constitucional y, en consecuencia sus acciones fueron acciones políticas para tomar el mando del órgano ejecutivo del país. En el momento de la renuncia de Evo Morales estas dos instancias institucionales no solo abandonaron la responsabilidad el mantener el orden público y la seguridad nacional, ante la convulsión social y la injerencia de intereses transnacionales como a la fecha ya están identificados, sino que asumieron protagonismos y asumieron atribuciones del Órgano legislativo del Estado Plurinacional  posicionando un mandato presidencial no elegido por voto popular ni designado en sucesión constitucional de Derecho. Este momento maraca es el principio de la parcial desinstitucionalización del estado Plurinacional y replanteo de la lucha obrero campesino y popular.

La lucha obrero campesino y popular contra las Fuerza Armadas y la Policía Nacional

La demanda y medidas de presión implementadas por sectores obreros a la cabeza de la Central Obrera Boliviana; la de los campesinos lideradas por la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos, la de los Pueblos Originarios e Indígenas aglutinados por el Consejo Nacional de Ayllus y Marca de Q´ollasuyo y la CIDOB, y otros sectores populares aglutinados en Juntas Vecinales y Auto-convocados tienen la plena certeza y conocimiento de que al frente están dos instancias armadas de represión y opresión a quienes tienen que enfrentar. Este Bloque Popular Revolucionario se encuentra con el discurso radical y propositivo en la acción violenta y revolucionaria que recuerdan las gloriosas jornadas de lucha, de mineros, campesinos, estudiantes y clase medias revolucionarias  a la cabeza de la COB en tiempos de Juan Lechín Oquendo, Genaro Flores y otros líderes que derrotaron a la “Bota Militar” desde el bloqueo de carreteras, las movilizaciones y la huelga general indefinida.  Pero también los nuevos liderazgos campesinos y de pueblos originarios tendrán el propósito de no interrumpir el avance de transformación institucional propuesto a favor de los pueblos indígenas en objeto político de consolidar el proyecto de Nación y autodeterminación propia truncada aun antes de la caída de Evo Morales.

Disfunción institucional del Órgano Ejecutivo en el Estado Plurinacional.   

Con el posicionamiento de un nuevo Órgano Ejecutivo posterior a la caída de Evo Morales, los ministerios fueron expuestos a cambios de servidores públicos y en esa medida los proyectos que se implementaban en favor de la sociedad civil fueron truncados, pese a que en los acuerdos de pacificación entre el Gobierno y el Pacto de Unidad, la COB y Juntas Vecinales explícitamente acordaron continuarlos. De la misma manera el potencial de la estructura del Órgano Ejecutivo fue reducida quitando ministerios que sostenían la superestructura  del Proceso de Cambio y la Revolución Democrática y Cultural.

De igual manera el carácter de planificación y ejes centrales de los ministerios en cuanto a cabezas de sector fueron reducidos a casi nada, centrando la gestión del Estado en seis ministerios: el de Relaciones Exteriores, el de Gobierno, de Defensa, de Salud, de la Presidencia y de Economía.    

Sobre estos cinco ministerios están las responsabilidades sustanciales del Órgano Ejecutivo actual, y en ese entendido la asignación de recursos y fortalecimiento  son dirigidos a fortalecer la acción de estos ministerios y mantener una situación de pandemia y de conflicto social.

En estas generalidades es claro ver que la demanda social se topa ante una situación de disfuncionalidad institucional del Órgano Ejecutivo y en consecuencia ante el cierre de gestión a favor de las necesidades de las organizaciones sociales, sectores organizados, trabajadores, campesinos y Pueblos y Naciones Indígenas Originaria Campesina. Pero esto también empieza a cerrar las posibilidades de apoyo estatal a emprendimientos  de la Pequeña y mediana industria, a generar situación complicadas al sector bancario, industrial y comercial.

Es la disfuncionalidad que ha sesgado toda relación, ya toda gestión está supeditada a las seis instancias ministeriales sin competencia específica  para atender el amplio campo de la demanda social y Gestión Pública, y es así que se sale de control del Órgano Ejecutivo la regulación y el control del comercio farmacéutico, la atención médica y sus costos, la política impositiva, el calendario escolar y el disfrute mismo de la vida en sus más amplio sentido del Vivir Bien.  Y en este último concepto, el de vivir bien que radica la prueba más latente de que el Órgano Ejecutivo del Estado Plurinacional  no solo intenta neutralizar el Proceso de Cambio y la Revolución Democrática y Cultural, sino también el principio fundante de la Constitución Política del Estado; El Vivir Bien.  

Gestión de la conflictividad. 

 La disfunción del Órgano Ejecutivo, potenciando la negligencia por la obsesión de Arturo Murillo, Fernando López, Iván Ärias, Yerko Núñez, Karen Logaric y Jeanine  Áñez de ver a Evo Morales en toda demanda social, son aspectos que descubren la nula voluntad de gestión pública a favor de los sectores mayoritarios, que en los hechos mismos solo pueden circundar la gestión inefectiva del Estado.

La historia de Bolivia se ilustra por gestiones que en sus años de vida los sectores excluidos, necesitados y abandonados no fueron favorecidos por el sector público menos por el privado, esta ilustración fue cambiada desde el Proceso de Cambio, la Revolución Democrática y Cultural, el Vivir Bien y la transformación, desburocratización, descentralización y modernización institucional marcada desde la Constitución Política del Estado. Las mayorías no pueden ir en contra todo esto y menos dejar que siga ocurriendo de la manera más caótica, por ello el reordenamiento institucional desde unas nuevas elecciones nacionales es una opción, si estas elecciones no ocurren en marcos y tiempos establecidos constitucionalmente el conflicto y su ascenso a niveles de violencia es inminente, y las consecuencias impredecibles.

Corresponde que al menos a estas alturas el Órgano Ejecutivo entienda la Gestión del Conflicto y descarte el enfrentamiento del pueblo con las Fuerzas Armadas y la Policía donde la proyección será de la victoria de obreros campesinos, naciones originarias y clases medias revolucionarias. Será victoria pírrica, pero victoria desde la acción violenta a la que los oprimidos y explotados de Bolivia.

Si el Órgano Ejecutivo aún no ha entendido el carácter de la violencia de obreros campesinos naciones originarias y clase medias revolucionarias, al menos que consulten con sus aliados de CONADE para que los ilustren y no cometan el error de postergar las elecciones y sostenerla con el uso de la fuerza policiaca militar.

Romerazso o Añerazo con sabor a mamertazo           

Finalmente solo recordar el Órgano Ejecutivo y al Órgano Electoral  que con resultados y decisiones populares no es conveniente jugar. En la revolución del 52 los historiadores saben que las cosas que gatillaron el levantamiento fue una mala decisión de coyuntura.   

 Santa Cruz, 29 de julio de 2020


viernes, 24 de julio de 2020

GOBIERNO VS. DEFENSORÍA DEL PUEBLO


Por: Carlos Alejandro Lara Ugarte

Durante los meses de noviembre y diciembre del pasado año y el primer trimestre del presente, activistas reaccionarios y neoliberales  entre ellos ex Defensores del Pueblo, funcionarios del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz y otros conocidos como “pititas” y motoqueros se propusieron cerrar y tomar la Defensoría del Pueblo con la finalidad de anular e inviabilizar toda acción legal en Defensa de los Derechos Humanos y la denuncia internacional de vulneración de los Derechos Humanos en el Estado Plurinacional de Bolivia. En las ciudades de La Paz y Cochabamba los “pititas y grupos civiles armados  cercaron las entradas a las oficinas de la Defensoría del Pueblo e interfiriendo acciones defensoriales a favor del ciudadano peticionario. Pero no lo lograron.

De manera similar diputados que hoy fungen  de oficialistas no atinaron en plantear la vía correcta para designar una nueva Defensora o nuevo Defensor del Pueblo, ante la posibilidad de que la Asamblea Legislativa Plurinacional en mérito a la defensa de los Derechos Humanos ratifique a la Dra. Nadia Cruz como Defensora del Pueblo, posibilidad a la que no quisieron exponerse.

De hecho la única vía segura que aparentemente aplica el gobierno transitorio son la de intervenir las instituciones, porque así lo hicieron con el ejecutivo, lo hicieron con instituciones descentralizadas, con la Procuraduría y la Contraloría, y lo hicieron con SEDES y no conformes para prorrogar el mando del Estado  buscan cerrar la Defensoría del Pueblo y la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Para el caso, en favor de la Defensoría del Pueblo no solo en Bolivia sino en otros países donde existen Defensorías, no procede las intervenciones y es que estas instituciones están protegidas por resoluciones y recomendaciones de organizaciones internacionales como la ONU y el Consejo de Europa; y si el Gobierno de Bolivia considera ignorar las resoluciones y recomendaciones puede verse ante  efectos y consecuencias significativas que afecten el derecho internacional y el derecho de los pueblos y naciones, entendiendo que las  resoluciones y recomendaciones son portadoras de autoridad moral y política.

Lo mejor que puede hacer el gobierno en este periodo de transición es empezar a respetar la vida institucional, sus formas y mecanismos de autonomía coordinación e independencia, en tanto sean constitucionales y de derecho, esto para no verse enfrentada a la sociedad y a quienes consideran sus derechos vulnerados.

Con lo anterior es prudente advertir que intervenir a la fuerza y desestructurar instituciones de defensa de la sociedad cuando está consolidada es desestructurar el Estado de Derecho y eso es sinónimo de convulsión social.

Santa Cruz, 24 de julio de 2020