Por: Carlos Alejandro Lara Ugarte
Al
sondear las posibles proyecciones políticas de las movilizaciones protagonizadas
por diferentes sectores (Obreros, profesionales, pueblos y organizaciones
indígenas); se detecta una emergente estructura o red política organizada desde
sets televisivos y cabinas radiales al mando de directores de noticias y
conductores de revistas informativas. Se trata de una red política ideológicamente
heterogénea, conformada por activistas de diversa naturaleza - entre ellos intelectuales
disidentes del Movimiento Al Socialismo, analistas políticos partidarios de la
oposición, expositores del indigenismo y del indianismo, expositores del
obrerismo salarialista y ambientalistas con trayectoria de oposición crítica y
oposición dura al Gobierno Central que introducen en el ámbito mediático ejes
discursivos y clichés antigubernamentales en amplia semejanza a la línea
discursiva manejada por aquella vieja estructura de Poder republicano que se
opuso a la Asamblea Constituyente y que aún permanecen activados bajo la
inspiración de residuales normativas derivadas de la abrogada Constitución
Política del Estado. Son de alguna manera una colectividad amorfa que no
responden a ninguna lógica de jerarquía institucional u orgánica y en más de
los casos individualidades ajenas al disfrute directo de la conquista de las reivindicaciones
de los sectores en conflicto, sin que por ello se niegue la realización y trazo
de propósitos comunes.
En
consecuencia se percibe que a la dinámica política del conflicto y la atención
a la demanda social se suma, (con un protagonismo eminentemente mediático), una
colectividad política auspiciada y seleccionada desde las cabinas de los medios
de comunicación cuya característica utilitaria a fines desestabilizadores es
ser presentada sin rótulo alguno de una ideología hegemónica de naturaleza clasista,
indigenista o populista. Esta colectividad, que intervienen de manera
parcializada desde la gestión de directores de noticas y revistas informativas,
responden a intereses transnacionales ligados a propósitos de dominio del
Imperio Norteamericano y de la burguesía más conservadora de Bolivia; y para
desarrollare y multiplicarse parcializan sus opiniones a favor de sectores movilizados
sin entrar en análisis serios y pasando por alto consideraciones necesarias que
expliquen la sostenibilidad de las
demandas o la factibilidad de ser atendidos favorablemente en función a los
recursos que ofrece el Estado Plurinacional.
Concretamente,
el accionar y el discurso de esta red opositora, y su agenda en particular, viene
marcada desde los medios de comunicación bajo dos líneas de acción estratégica
y una sola ruta lógica. Una línea de acción consiste en manejar la noticia y el
análisis del conflicto y la demanda social como herramienta de interferencia al
afianzamiento y fortalecimiento de toda relación positiva entre las mayorías
populares y el Gobierno Central y la otra en promover el desgaste y liderazgo
del presidente Evo Morales a objeto motivar en la oposición parlamentaria y
nuevos liderazgos en sectores movilizados, la conformación al menos de una
incipiente estructura política con sostenibilidad para afrontar con mayores
perspectivas la carrera electoralista para las elecciones nacionales del 2014.
La
lógica de intervención de esta particular estructuración coyuntural en la
diversidad opositora se centra en manejar ideas contrapuestas al proceso de
cambio para llegar a la opinión pública y desvirtuar la atención que da la
institucionalidad estatal a la demanda social. Así desde el principio
dialectico de la contradicción a toda gestión y opinión del Gobierno se le
busca su contrario. Esto es dialectico, no hay duda, pero para casos que la
realidad nos pone al frente, la disidencia se equivoca al interpretar la
realidad asumiendo metodología dialéctica al tiempo de alterar el natural comportamiento
y relacionamiento de los contrarios y forzando los principios fundamentales de
la Dialéctica de la naturaleza y del materialismo histórico. Y es que la
demanda social no enfrenta a su contradicción en la atención institucional,
pero erróneamente la oposición así quiere interpretarla.
Los
opositores usando el principio de acción y reacción buscan contrarios sin
analizar en muchos casos que ese contrario expuesto mediáticamente es
precisamente el objeto o postura que ha sido superada, que ha sido negada por
la nueva situación. Por ese lado la oposición mediática mas retrógrada para
ilustrar su oposición al gobierno y objetivar intereses antagónicos al proceso
revolucionario que se desarrolla en el Estado Plurinacional expone como
contrario a la nueva constitución, la vieja constitución, sin considerar que la
vieja constitución fue negada por la nueva y que la implementación de esta
nueva empezó a desarrollarse desde sus fundamentos positivos y filosóficos. La
implementación y ejecución del constitucionalismo está tomando su sentido de
desarrollo de manera paralela al desarrollo de la sociedad en la superación de sus
contradicciones secundarias y en el entendimiento de sus antagonismos. Negar
este hecho es un acto de perversidad política o de insensibilidad a acontecimientos
de transformación institucional profunda. El Estado Plurinacional ha negado al
Estado – Nación, y es en esa lógica un Estado superior y más desarrollado.
Así, entre otros puntos está en curso la imposición
de una forma de organización económica Plural para negar la exclusividad de la
organización económica privada, y esa ruta marca lógica y argumento racional
coherente para concluir y trabajar políticamente en la negación de la vieja
organización económica y predominancia económica y política de las
tradicionales castas y clases sociales.
Es
así que a diferencia de sociedades organizadas en Estados que consolidaron el
Poder de una clase, es decir Estados donde se conformaron institucionalidad
sólida y sin márgenes de transformación significativa es decir cumplieron las
tareas trazadas por la revolución democrática burguesa, en Bolivia el proceso
de transformación institucional y de relacionamiento de la sociedad con el
Estado está expuesta a grandes transformaciones, con márgenes marcados por el
derecho de los ciudadanos. Estas transformaciones por razones diversas no se está
dando de manera plena y sujeta al consenso, como algunos analistas y
asambleístas supusieron que se daría; coyunturalmente la institucionalidad en el
Estado Plurinacional se transforma desde la conflictividad generada por la
demanda social y la atención, bajo la influencia de prejuicios y concepciones
dogmáticas y liberales, es decir que las transformaciones institucionales se
realiza en el ejercicio de la vieja concepción represiva y coercitiva del
Estado, pero dando pasos, para superar esta perversidad natural de toda
organización estatal, dando paso a la promoción de una mayor participación
social y sobre todo creando una defensa también cualitativa al proceso y cambio
iniciado con la promulgación de la Constitución Política del Estado.
Por
lo anterior es que el Gobierno desde las medidas económicas y políticas
asumidas seguirá siendo la referencia real del cambio y la revolución (en parte
impulsando las tareas inconclusas de la revolución burguesa y en parte
adentrándose a la revolución democrática y popular), a diferencia aquella red política y fuerzas
opositoras que por ahora - por mas radical de izquierda o de derecha que sea - representará
oposición al cambio y a toda revolución y por ello impulsores directos o
indirectos del proyecto restaurador de la retrógrada burguesía nacional y
transnacional y de los intereses imperialistas.
Es
importante mencionar a manera de aclarar tendencias y posturas políticas que La
movilización de la Central Obrera Boliviana no es entendida por la opinión
púbica como acción revolucionaria ni de cambio, menos la de los universitarios,
los profesores, transportistas, médicos y por cierto tampoco la de los
indígenas que vienen realizando la novena marcha. Ninguna de ellas, en la
magnitud que la hace el Gobierno, reivindica dignidad y soberanía, una
alternativa de poder popular, la liberación de la economía nacional frente a
las transnacionales, regulación del mercado a partir de la acción de las
empresas de propiedad del Estado y las alianza regional antiimperialista. Esta
es la realidad que se debe considerar en política para exponer de manera lógica
el tema de las contradicciones y la posición y proyección política del Gobierno
y los sectores sociales movilizados.
La perversidad opositora en el análisis de
la demanda social
Para
el caso de la demanda social y la institucionalidad estatal, como hipótesis de
debe plantear que mientras exista el Estado; es decir, en tanto las sociedad
este organizada en Estado; existirá la demanda social. La abolición de la
demanda social vendrá con la negación del Estado, cuando la organización social
pueda satisfacer sus necesidades desde el trabajo y transformación de la
materia a fin de darle un valor de uso sin proveerle un valor de cambio, inevitablemente
la demanda social desaparecerá sólo cuando el producto del trabajo humano no se
transforme en mercancía. La demanda social no será parte de la construcción o
solidificación de la institucionalidad estatal cuando el trabajo social
necesario sea resultado de una planificación y organización social que lleve a
la satisfacción material y espiritual de las necesidades de la sociedad.
Es
en esta concepción teórica de desarrollo de la sociedad y del Estado que se
debe entender, interpretar, atender y superar la demanda social. sin embargo la
oposición perversamente cree que la demanda social debía desaparecer en la
gestión del Gobierno de Evo Morales o al momento de haber asumido el desafío de
transformar la realidad estatal desde otros parámetros a los de la vieja estructura
de poder. Desde un mínimo esfuerzo mental se puede concluir que esta manera perversa
de interpretar la demanda social es distorsionada e interesada y por lo mismo
de imposible sostenibilidad. Muchos opinadores que son parte de la red mediática
y manifestantes no se cansan de gritar que el cambio se ha estancado, así desde
estribillos callejeros repiten “Evo decía
que todo cambiaría; mentira, mentira la misma porquería”. Al someter estos
estribillos a la razón y el análisis lógico, se nota que es una más de tantas
otras consignas opositoras que buscan el desgaste de Evo, y de ninguna manera
una conclusión que lleve a la necesidad imperiosa de orientar la gestión social
y la atención a la demanda desde miradas antagónicas a la actual.
Igualmente
está claro que la única posición antagónica de atención a la demanda social fue
la vieja forma de gestión, aquella que sustentaba la vieja constitución y que
se sostenía desde la exclusión de las mayorías y de la conculcación de derechos
constitucionales. Aquella vieja forma está en proceso de superación desde sus
partes, no desde su totalidad ni en miras a su absoluta desaparición, por ello
la atención a la demanda social aún esta impregnada de contradicciones internas
secundarias y por muchos años más será la manera mas importante y cercana para
la sociedad de entender las contradicciones y las transformaciones que se pude
generar desde un Estado cuya lógica de soberanía y de mandante radica en la
sociedad y no es sus gobernantes.
Interpretaciones y conclusiones particulares
del momento histórico.
Sobre
la atención a la demanda social, la red política mediática interesadamente estructuró
una batería de opiniones parcializadas al ámbito económico y político transmitiendo
a la opinión pública el supuesto de que la administración pública del Estado
Plurinacional, al contar con recursos muy por encima de los que se contó en
periodos pasados puede disponer de estos para atender favorablemente todo la
demanda de aumento salarial en la fidelidad misma con las que el sindicalismo
plantea en sus pliegos petitorios; mas de mil dólares de salario mínimo. Esto
más que una propuesta racionalmente planteada parece una consigna antigubernamental
y movilizadora de sueños y esperanzas irrealizables a plazo inmediato.
Es
productivo no dejar pasar por alto el darse por enterados que, solo por poner
un ejemplo, las demandas o pliegos petitorios de la COB, históricamente han
sido redactadas y socializadas acompañada de líneas estratégicas para organizar
a la clase obrera, donde las medidas de presión durante regímenes democráticos fueron
ejecutadas para arrancar beneficios postergados a la administración estatal y
al poder empresarial privado pero siempre con la premisa de que no hay Estado o
empresa privada alguna que llegue a satisfacer las necesidades reales de la
clase obrera o de otro sector de las mayorías; entendemos que ni siquiera un
Estado Obrero – Popular hipotéticamente definido podría hacerlo, por razones propias
de la dinámica que genera la lucha de clases y las luchas libertarias contra
estructuras económicas y sociales de estados imperialistas.
La
Central Obrera Boliviana al acometer contra las determinaciones del Estado Plurinacional
y plantear la gestión de la demanda social y demanda salarial con los mismos
criterios con los que lo hizo ante los Golpe militares, en periodos de
dictaduras militares o periodos democráticos de los gobiernos civiles (Paz
Estensoro, Paz Zamora, Banzer, Quiroga y Mesa) se autolimita a ver una
infinidad de diferencias entre anteriores gobiernos y el actual, diferencias
que son importantes desplazarlas a la acción reivindicativa y la acción
estratégica de los trabajadores. Ahora bien, es claro que existen similitudes y
que existirán por muchos años, pero la razón principal de estas similitudes
deviene de la naturaleza de la organización estatal, a la que toda gestión
gubernamental debe someterse, es decir a la similitud que la legalidad estatal
establece.
La
Central Obrera Boliviana en virtud a su componente político, necesario para el
avance de los objetivos universales de la clase obrera y el bloque popular
revolucionario, y la sociedad en su conjunto, también con su accionar político
se desarrolla en un periodo estatal político fuertemente marcado por miradas
dirigidas a la Construcción del Estado Plurinacional en la visión establecida
por la Constitución Política del Estado, más que en apego a un proyecto de
clase. Es en ese ámbito constitucional que tendría que analizarse e interpretar
la realidad socio económico y política del Estado. De ninguna manera será
productivo un análisis al margen de ella, de la construcción institucional del
Estado sobre todo si se toca la coyuntura propiciada por la demanda social. Concretamente,
la visión del nuevo constitucionalismo hace que la demanda social deba ser
analizada con criterios e indicadores que midan la superación de las
contradicciones generadas por la miseria, la exclusión, la soberanía, la baja participación
democrática de las mayorías, la dependencia económica y la superación de la
forma de organización económica privada. Esto no por capricho sino porque el
proceso de cambio definitivamente ha puesto en curso el desafío de superar las
contradicciones Estado - Sociedad y que la institucionalidad del viejo Estado
no la hizo y ni siquiera pudo entenderla adecuadamente.
Esta
descripción genérica, más que una pauta de análisis, se puede entender como una
base conceptual para interpretar la coyuntura, la orientación y accionar
político - reivindicativo de los movimientos sociales y la gestión del Gobierno
en la atención a la demanda social, todo en interacción con un conglomerado
híbrido de individualidades y estructuras económicas corporativas opositoras y
disidente al Gobierno y el MAS.
De
ninguna manera se debe suponer que las contradicciones de clase, con el actual
Gobierno, han sido superadas o que la lucha en función a ella quedó postergada.
Lo claro es que se tiene al frente dos situaciones en conformación de niveles
de antagonismo y de rutas irreconciliables; por un lado, la construcción
institucional del Estado Plurinacional en apego a las visión constitucional asumida
por fuerzas revolucionarias y fieles al proceso de cambio; y por otro, una ruta
que va del caos a la reorganización de un bloque opositor híbrido, a la sombra
de fuerzas conservadoras y reaccionarias con capacidad coyuntural de
capitalizar el descontento social y la solidaridad a las movilizaciones indígenas,
que de alguna manera puede desembocar en la estructuración de una opción
política de los viejos grupos y castas dominantes o de una burguesa nacional al
servicio de los intereses transnacionales y del Imperio Norteamericano. Esto
último orientado y viabilizado, se decía mas arriba, desde una red política
mediática.
Percepción sobre la acción política opositora
El
proceso democrático por los que ha debido pasar el parto de la CPE, además de las
batallas libradas por las fuerzas revolucionarias contra los tradicionales
grupos de poder, hasta antes de la promulgación de la nueva CPE, si es bien
cierto que ha despojado al pueblo boliviano de toda ingenuidad política y de
servilismo a elites partidistas, no es menos cierto, que acontecimientos
posteriores a la promulgación de la CPE también ha permitido que las fuerzas
reaccionarias replanteen su accionar político, se acomoden y recuperen
posiciones aprovechando “errores” en las decisiones y acciones políticas del
MAS y en la debilidad de una oportuna atención y adecuada administración del
conflicto generado por casos particulares de la demanda social de naturaleza
compleja y de imposible satisfacción inmediata.
También
se ve en la coyuntura el accionar de un sector intelectual, de disidentes de
las clase medias, campesinas e indígenas que fueron militantes del MAS o
funcionarios del Gobierno convertidos a independientes en muchos casos y en
otros convencidos de una filiación política de corrientes que abarcan desde viejas
organizaciones liberales y socialdemócratas hasta tradicionales obrerismos independientes
y trotskistas, todos con el común de tener “corazones sensibles” por las
movilizaciones indígenas, y actitudes críticas a las respuestas y gestión
gubernamental bajo particularidades específicas.
Las
particulares movilizaciones y opiniones de apoyo a las movilizaciones indígenas
y las reivindicaciones obreras y populares propagandizadas y difundidas por los
medios de comunicación, más el interés político de la oposición por sabotear
toda alternativa de solución y acuerdo entre el Gobierno y movilizados, ponen
en evidencia el perverso intento de la reacción por crear una incipiente ruta de
desgaste del Estado Plurinacional y un complejo mecanismo de reorganización de
fuerzas reaccionarias desde estructuras interinstitucionales y liderazgo
generados en el descontento social.
No
es casual y espontáneo la conformación de comités interinstitucionales en las
movilizaciones contra alcaldes afines al MAS, ni la aparición de grupos de
vigilia y comités de apoyo a las movilizaciones reivindicativas de compleja
atención, por ello no es aventurero concluir que esta en curso la
estructuración de la oposición a partir de estas manifestaciones, y con la
plena certeza del hecho anterior descrito entender la politización partidaria o
derechización del “apolítico”, curiosamente en complicidad no intencional ¿o
tal vez sí) de ex aliados
del MAS y de organizaciones sindicalistas y corporativas con compromiso ajenos
al del Estado.
Entonces,
el apoyo, la vigilia y opinión crítica como mecanismos parta enfrentar a la
gestión gubernamental podría explicar el interés “patriótico” de la oposición y
la disidencia gubernamental si para el caso al menos existiese una propuesta de
solución a la demanda social o mínimamente tuviesen en mano un proyecto real de
desarrollo alternativo y propio aun sea profundamente liberal; es decir si contaran
con una propuesta que no se limite a cuestionar solamente la viabilidad de las
medidas que el gobierno está dando a una economía de naturaleza extractiva de
recursos naturales, y explicaran que en el campo de Política Económica desde la
forma económica extractiva heredada de la República colonial y liberal la forma
en que el Estado Plurinacional puede proyectarse a superar la negra etapa,
planteando objetivamente explorar y avanzar con la industrialización y transformación
de la materia prima y sobre todo entrar a una Revolución Productiva Comunitaria
para establecer nuevos emprendimientos hacia el desarrollo económico social y
de servicios.
En
definitiva, desde lo expuesto queda concluir parcialmente que para la reacción,
la coyuntura es favorable a sus intereses de desgaste del gobierno pero que no
está ante mancos. Para el Gobierno la coyuntura es el desafío para profundizar
el cambio y mostrarle a la oposición y fuerzas reaccionarias que no hay lugar
para ellos si no se someten al proyecto de transformación emprendida desde la visión
constitucional, a la forma de organización economía comunitaria, estatal y
cooperativa en contraposición a la economía privada.
La sombra de la unidad indígena y la luz de
su polarización.
De
manera general, en el propósito de estructurar redes interactivas opositoras a
la gestión del presidente Evo Morales y su Gabinete, la dinámica opositora de las
fuerzas reaccionarias y corrientes neoliberales, han encontrado en la
reivindicación a la novena marcha indígena el mecanismo para aglutinar voluntades
individuales y colectivas dispersas afines; bien para ellos pero mal para el
avance de las autonomías y el proyecto constitucional de las naciones y pueblos
indígenas originarios campesino. Decimos mal para los PIOC porque en la
oposición no se construye el ejercicio constitucional de los gobiernos IOC. En
la oposición se vive la marcha solo en tanto le permite usar como palanca
mediática para exculparse políticamente por su falta de trabajo propositivo y
creación de institucionalidad impulsora de transformaciones profundas en el
proceso de cambio.
Pero
es importante ahora desmenuzar la viabilidad o no de alianzas coyunturales y
estratégicas. Con el tema IOC la dirigencia de la COB, por su naturaleza
estructural orgánica aún está lejos de conformar alianzas sólidas y unitarias con
los pueblos indígenas, e incluso es factible pensar que no es la ruta mas
adecuada para fortalecer la estrategia clasista de la COB. La COB Podría
utilizar la novena marcha indígena para sumar o sumarse coyunturalmente a la
oposición pero por ahora no para potenciar un proyecto de clase. De hecho
existen posiciones antagónicas entre la COB y la CIDOB, mientras la COB
aglutina a organizaciones sindicales que existen en tanto son parte de una
economía extractiva de materia prima, los mineros y petroleros principalmente,
la CIDOB se muestran como contrarios a toda actividad extractiva y en defensa y
equilibrio ecológico. Los fabriles son organizaciones de trabajadores que
transforman la materia prima, trabajadores de la industria que en su proceso de
transformación las mas dependen de maquinaria que arroja desechos contaminantes
al medio ambiente, entonces a primera vista ambas organizaciones la COB y la
CIDOB responden en ese aspecto a intereses totalmente contrapuestos.
Al
respecto algún interesado en darle otra mirada a esto diría que la interpretación
integral y sistémica se da incluyendo a los dueños de las fábricas y titulares
de las concesionarios de cuadrículas para la explotación minera, la respuesta es
si, pero sin descuidar que son estos mismos empresarios los que están ligados a
asociaciones que extraen madera con el aval de las centrales indígenas y que
son la que sostienen la organizaciones indígenas mediante regalías y otros
beneficios que están establecidas en normativas correspondiente. El caso de
cooperativas mineras reviste una particular interpretación, al ser comunarios
indígenas cooperativistas los mismos que intervienen en la depredación y
extracción de recursos naturales para beneficio privado.
Pero
si seguimos, ahora partiendo de la CIDOB, es decir proyectando alianzas
estratégicas, lo que nos muestra los últimos acontecimientos es que
difícilmente, sobre todo por la forma en que la CIDOB está encarando la marcha,
sumará adeptos a su causa mas allá de los que lo hizo entre enero y mayo del
presente año. Las razones se deben a la contradicción puesta en debate entre
desarrollismo y medioambientalismo.
Lo
ocurrido en San Ignacio de Moxos, cuando sus pobladores no dejaron a los
marchistas entrar ni pasar por la zona urbana, responde a afiliaciones de esta
naturaleza, un sector representativo y organizado de San Ignacio de Moxos y
comunidades aledañas comparten la visión del desarrollismo y por ende con la
construcción de la carretera Villa Tunari – San Ignacio de Moxos. El
desarrollismo, por así decirlo, es una tendencia en expansión entre las
poblaciones indígenas que habitan y rodean el TIPNIS, mientras que los
medioambientalistas se defienden y resisten, en cantidad mas reducido comparado
con la octava marcha y con tendencia a seguir disminuyendo en número, incluido
sus activistas urbanos.
El
apoyo económico y logístico que recibe la marcha está igualmente disminuido y
sus operadores y difusores urbanos no están logrando con facilidad el compromiso
y apoyo institucional en las ciudades y las zonas urbanas del eje. Los partidos
de oposición ahora se limitan a tirar líneas pero de ninguna manera a activar
espacios de apoyo significativo, una de las razones es que sus dirigentes,
Adolfo Chávez y otros no son confiables debido a los compromisos con Rubén
Costas y esto viene agravado desde la fractura interna de los verdes y
oposiciones duras de otras corrientes políticas en proceso de conformación o de
crecimiento, es el caso del Movimiento Sin Miedo. Políticamente al MSM ya no le
es capitalizable apoyar incondicionalmente a la marcha indígena y por eso mismo
su apoyo deberá ser acordado y condicionado en niveles de filiación y acuerdos
electorales. Su apoyo es más discursivo que material y la marcha
definitivamente continuará si hay apoyo material a cambio de discursos y
manifestaciones de apoyo moral.
El
otro problema o contradicción que la marcha de la CIDOB se ha ido ganando gratis
y tiene que enfrentarlo es el rechazo de las comunidades interculturales y
campesinas, las contradicción radica en la titulación y saneamiento de la
tierra como propiedad individual o colectiva versus el saneamiento y titulación
cono Territorios Comunitarios de Origen TCOs. Esta contradicción se traduce al
Instituto Nacional de Reforma Agraria en cuanto toca determinar la titulación
de tierras para el trabajo y producción agrícola versus territorios para la
caza, pesca y libre hábitat con la naturaleza (Esto en caso de convertir las
TCOs en territorios intangibles).
La
CIDOB definitivamente está pasando un momento adverso como para seguir
encarando estoicamente su problemática y suponer que puede dar un nuevo golpe
duro al Gobierno como el que le propinó al finalizar la octava marcha. Razones
sobran para afirmar los anterior, una es que se está moviendo entre
organizaciones movilizadas en su contra y ya no sólo de apoyo a las gestión
gubernamental, dos, que se tiene al Órgano Ejecutivo y Legislativo advertido y
con una Ley que respalda la Consulta Previa, es decir que asume la
responsabilidad de propiciar el ejercicio de la consulta a las naciones y
pueblos IOC, tres que la marcha se les está poniendo pesada y lenta y
aumentaran las dificultades con el frío del invierno, cuatro, la participación
de niños y bebes en la marcha no sólo les quita flexibilidad sino que el rechazo
de las organizaciones humanitarias y defensoras de los derechos de la niñez,
finalmente algunos puntos con los que se rellenó la plataforma para comprometer
a los guaraníes y otros pueblos ya están siendo atendidos por las instancias del
ejecutivo hace mas de un año y otros están en proceso de atención.
A
manera de recuento recordemos que la octava marcha indígena encabezada por la
CIDOB arrancó al Órgano Legislativo Plurinacional una ley que estableció la
intangibilidad del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure TIPNIS.
Otra marcha, la del CONISUR y comunidades del TIPNIS impulsó al mismo
Legislativo a promulgar una Ley de Consulta a los pueblos y comunidades habitantes
del TIPNIS. Esta dicotomía normativa compromete de muchas maneras la aplicación
justa del Convenio 169 de la OIT y del conjunto normativo de leyes que
reconocen el Derecho a la Consulta previa e informada de los Pueblos y Naciones
Indígenas Originario Campesino.
En
cuanto a la primera Ley, la Ley 180 es cuestionable y hasta perverso establecer
un Territorio Indígena como intangible, más sin una Consulta previa e informada.
Una ley que convierte un territorio habitado por comunidades indígenas, por
nativos o por colonizadores en intangible, lleva a considerar implícitamente a sus
habitantes en ciudadanos sin derecho a la consulta, y socialmente se los
encapsula en paradigmas ambientalistas que se aplican a políticas de
preservación de la vida silvestre y no de desarrollo integral que es lo que
corresponde cuando en un espacio territorial se encuentran comunidades y
organizaciones sociales partes de un Estado.
Hasta
ahora son más las voces de las comunidades y pueblos del TIPNIS que hablan a
favor de una consulta y menos las que manifiestan su apoyo a la intangibilidad
expuesta en la Ley 180. Pero también hay voces de activistas
medioambientalistas y colectivos urbanos que puño en alto defienden la intangibilidad
del Tipnis. Un porcentaje alto, sino todos, levantan la voz y el puño con el
propósito de desgastar la gestión pública del Gobierno y sin entender las
necesidades reales de los pueblos y naciones Indígenas de los llanos; sin
siquiera entender que más allá de la defensa de la madre tierra está la
consolidación de las comunidades como parte del Estado Plurinacional y con ello
de sus entidades que en medio de sus usos y costumbres deben desarrollarse en
armonía con la madre tierra y con el desarrollo integral de las comunidades
vecinas; intuyendo apenas que desde el accionar y la organización socio
política y económica deben consolidar sus entidades con facultades gubernativas
y desarrollar mecanismos de relacionamiento con el conjunto social y la
institucionalidad estatal. No al margen del Estado Plurinacional, no por ahora
ya que solo en este Estado puede levantarse y mirar un mundo de iguales en
cuanto a derechos.
Así
entendemos que el respeto al derecho a la consulta es ya un tema ampliamente
difundido y entendido en sus principios básicos tanto en la dirección de los
Pueblos IOC como en las instancias gubernamentales; el caso es ahora construir
y consolidar la institucionalidad con competencias constitucionales para
ejercer el derecho a la consulta y establecer el bloque de leyes y
reglamentación que vaya a consolidar el tema de la consulta previa, informada y
de buena fe, al tiempo de ir estableciendo y conformando, desde el derecho a la
consulta y principalmente de los derechos constitucionales de los Pueblos y
Naciones Indígenas Originario Campesino , los gobiernos Indígenas y sus
instituciones con facultades gubernativas.
La
carencia de Órganos Autónomos son las actuales debilidades, y seguirán siendo a
posterior si la CIDOB quiere manejar el destino de los Pueblos y Naciones
Indígenas de la Amazonía, llanos y el chaco boliviano. Lo que se quiere decir
es que mientras no se conformen y constituyan los Órganos de los Gobiernos IOC la
dirigencia de la CIBOB seguirá asumiendo la responsabilidad de orientar las
demandas de los comunarios del TIPNIS, cosa que tendría que superarse y dejar
que sean las mismas organizaciones del lugar las que proyecten su organización
de acuerdo a lo que CPE y la LMAD les permite y en cierta manera les exige; avanzar
para constituirse en Territorio IOC autónomo y estructurar su Órgano Ejecutivo,
Órgano Legislativo y sus entidades de administración de justicia, esto sin duda
que deberá ser con las participación de los del CONISUR y el conjunto de
comunidades que habitan en el TIPNIS y otras aledañas. El censo de septiembre
dará más argumentos sobre todo al contabilizar que existen más de 1000
habitantes en el TIPNIS.
Para
terminar debemos decir que la CIDOB debe dejar de ser instrumento de
disociación de las comunidades y adentrarse en entender de manera correcta la
constitución de los Gobiernos Autónomos Indígenas para ir en el camino del
Autogobierno y la autogestión IOC. Esta construcción no debe darse desde el
enfrentamiento con la institucionalidad estatal sino en plena alianza y
acuerdo, ya que es desde el Gobierno Central que se logrará asignación,
transferencia y delegación de competencias y recursos.
La Paz, 13 de mayo de 2012
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