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jueves, 19 de junio de 2025

LEGALIDAD DE CONSORCIO

 


Desde la encuesta del periódico “El Deber” traducido a Votos Válidos , se ve claramente que ningún candidato pasa del 30% de preferencia electoral, eso supone una segunda vuelta con predominio neoliberal, racista - excluyente impregnada de acuerdos y repartijas de ministerios y embajadas para subastar las empresas públicas y los recursos naturales, violentando la CPE en concomitancia con el Órgano de Justicia, Órgano Electoral, Ministerio Público, Ministerio de Justicia y el aparato represivo del Estado.  

Estos porcentajes y su representación es la evidente muestra de que La Legalidad de Consorcio centralizada en el Órgano Ejecutivo y operada desde los otros tres Órganos del Estado nos está cerrando las puertas de participación electoral y empujando a la movilización popular

¿Qué es la legalidad de Consorcio?

La Legalidad de Consorcio debe entenderse como la instrumentalización y manipulación del soporte jurídico y la institucionalidad estatal competencial que, a diferencia de la legalidad con mandato constitucional, se activa con patrocinio de asociaciones influyentes en redes de operadores de la administración de justicia y la cosa pública y ante intereses de patrocinios vulneradores de derechos individuales y colectivos.

El efecto más prominente de la legalidad de consorcio radica en llevar todo proceso judicial a una situación de indefensión o de cosa juzgada, cerrando toda vía de retorno a la legalidad con mandato constitucional y judicializando la demanda y conflictividad social.

La Legalidad de Consorcio se sustenta en el uso y tráfico de influencias, manipulación de la justicia con mandato constitucional, destitución y suplantación de autoridades, control y chantajes en diversos escenarios, uso utilitario de la fuerza pública para fines de desapoderamiento de bienes o activos tangibles e intangibles vulnerando y atropellando derechos constitucionales de personas o instituciones económicas, políticas y sociales.

En el entendido anterior desde la Justicia de Consorcio se ha ido armando, estos últimos años, mecanismos jurídicos para desvirtuar y atacar el Proceso de Cambio y la Revolución Democrática y Cultural; se han armado y obviado procesos electorales para excluir en las elecciones nacionales a Evo Morales y neutralizar el caudal de votos que ha logrado acumular el liderazgo indígena, originario, campesino y popular, y también se está poniendo en tela de juicio la ética del conjunto institucional de los cuatro poderes del Estado Plurinacional de Bolivia.

La Justicia de Consorcio está corroyendo toda la institucionalidad pública y privada, está oxidando toda coordinación atributiva interinstitucional llevándola a túneles sin otra salida que no sea la trazada por la misma Justicia del Consorcio y sustentadas en términos de fidelidades y compromisos asumidos por autoridades electas y autoridades designadas, constituidas en factorías compartimentadas de poder judicial, legislativo y electoral  

Ante la anterior corresponde desconocer los dictámenes, sentencias y resoluciones que fueron emitidas desde la Justicia de Consorcio y rencaminar las demandas sociales hacia el derecho de participación política en resguardo de nuestras conquistas sociales, con la certeza de que los que encabezan las encuestas solo proponen quitárnosla e implantar un régimen de persecución y sometimiento.


viernes, 13 de junio de 2025

RAZONANDO SOBRE LA CONFLICTIVIDAD ELECTORAL 2025

 


Por Carlos Augusto A. Lara Ugarte

Desde la agenda electoral 2025 y el cronograma establecido para cada una sus etapas, los cuatro Órganos de Poder del Estado Plurinacional han instrumentalizado retóricas y escenarios dramáticos para consolidar la exclusión de Evo Morales, y de las representaciones indígena Originaria Campesina a la Asamblea Legislativa Plurinacional y a la Presidencia.

Este deseo perversamente anhelado por las corrientes fascistas y neocolonialistas, está solventando la conflictividad social y socavando la regulación democrática, y en consecuencia ahondando las relaciones en el sentido del antagonismo, poniendo a los Órganos de Poder serviles al capital financiero y agroindustrial en contra-ruta a las aspiraciones de los sectores populares y las conquistas socioeconómica logradas durante las gestiones de Evo Morales.

En este antagonismo ya explícito, los candidatos adulados por tribunos auto prorrogados y vocales electorales, despues de casi 20 años, brindan su apoyo material y persuasivo a todo el aparato de poder central plurinacional, bajo la plataforma de garantizar la efectiva represión policiaca y militar hacia las comunidades indígenas originarios campesinos,  inviabilizar  la candidatura del líder indígena Evo Morales y desmontar la demanda popular; demanda que se traduce en llevar a las elecciones de agosto representación indígena y popular.

Ante los acontecimientos, la dinámica electoral se muestra como un paso o una etapa más de toda una estrategia para recomponer las representaciones y predominio de mayorías relativas en los órganos de poder, del viejo esquema de privilegio clasista ostentado en el pasado inmediato por los partidos y candidatos de orientación neoliberal, racistas y pro-imperialista, esto se traduce en posicionar electoralmente a Doria Medina, Jorge Quiroga, Manfred Reyes y los otros de menor impacto neofascista, en los primeros lugares de la preferencia electoral. Pero el entendido de posicionar en los primeros lugares a las mencionadas corrientes solo puede ocurrir excluyendo el voto rural y popular, voto que inminentemente se percibe a favor de Evo Morales, y es a partir de esta percepción que las fuerzas reaccionarias, apoyado por las instituciones marionetas implantan procesos judiciales y propician los atentados en contra la vida del líder indígena.

Pero, además de los atentados contra Evo Morales, se subsumen en la estrategia de exclusión y de aniquilamiento un componente de alta utilidad mediática y con careta de acuerdos interinstitucionales, este componente instrumentalizado por el capital y lineamiento racista y neocolonial, es factible solo a condición de convertir en marionetas a vocales del TSE y orquestar el respaldo del Tribunal Constitucional.

Entonces el aniquilamiento y exclusión, tiene como un punto de ruta crítica el acuerdo logrado en la Cuarta Cumbre Multipartidaria e Interinstitucional por la Democracia, convocada por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), que no hace más que sellar una santa alianza al mejor estilo inquisidor para proscribir la razón indígena en cuanto a derechos colectivos proclamados en la CPE y el Derecho político a participar como elector o elegido en procesos plebiscitarios.   

En adelante, y desde el acuerdo en mención se rubrica un mecanismo de presión mediática, y protegida ante posibles disidencias institucionales; colateralmente se abre las puertas para una represión masiva y selectiva, contra los sectores movilizados con participación directa policiaca-militar y la institucionalización del terror en manos de cuerpos para-militares en contra dirigentes y representación indígena.

San José de Chiquitos, 13 de junio de 2025