Por Carlos Alejandro Lara Ugarte
Ha pasado el tiempo pero no lo suficiente para dejar la alerta y olvidar los argumentos de los grupos de poder que en la “Media Luna” sellaron para oponerse a la redacción de una nueva Constitución Política del Estado, descalificando, al mismo tiempo, la Autonomía Indígena Originaria Campesina.
Nadie olvida, ni ellos mismos, que el Bloque Cívico Prefectural cruceño proyectó la caída de Evo Morales y de manera paralela demandó la Autonomía Departamental como única forma de autonomía para administrar recursos naturales y enriquecer a logias regionales. Por el mismo lado de acción, se constató que el Imperio “gringo”, utilizó a la oposición para delinear el dominio de la región y ocupar el territorio boliviano desde una invasión con fuerzas multinacionales y grupos paramilitares internos.
Bajo esa lógica de interés dual, la Embajada norteamericana brindó su venia y apoyo político-económico a la corriente opositora al Gobierno, le proveyó de ideología imperialista y asesoramiento necesario para traducirlo en la conformación de un bloque opositor político, en los cuatro departamentos que conformaban la Media Luna, y en un grupo irregular especializado que, gracias a una oportuna intervención policial fue desmantelado antes de que entren en acción coordinada con las movilizaciones planificadas por el Bloque Cívico Prefectural.
Son variados los testimonio de los cuatro últimos años de la década pasada y es por demás conocido las acciones mediáticas elaboradas desde el centro de operaciones, “La Torre”, dirigidos a sabotear la organización y derechos políticos de los indígenas. La Autonomía indígena diseñada en la Constitución Política del Estado fue combatida con el argumento de que se constituirían en republiquetas o pequeños Estados dentro la “República Boliviana”, y que con las autonomía IOC se atomizaba el país. (Se dijo que las organizaciones indígenas eran funcionales al Gobierno, principalmente se dijo así de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia CIDOB). En los debates y proyectos de la oligarquía cruceña se discriminó a los Pueblos Indígenas y en razón a región y supuestamente a historia común, basada en las entidades territoriales del Virreinato del Perú y las entidades del Virreinato del Río de la Plata, se propuso un Estado Binacional, culturalmente diferenciados como Cambas y Collas. La Media Luna fue la estructura de una lógica de división de Bolivia en dos Estados uno conformado por los collas (Quechuas y aimaras principalmente) y otro por los cambas (con supuestos aliados chapacos, guaraníes, chiquitanos, moxeños y otros). Algo parecido el ex presidente de Bolivia Carlos Mesa matizó en un artículo publicado en el periódico “Los Tiempos” en septiembre de 2011.
Se puede apreciar, al calor de nuevos acontecimientos, que la visión de los grupos de poder no ha cambiado, y que utilizan sus viejos argumento para hacer creer que los Territorios Indígenas son pequeños “Estados Independientes”, con objeto de movilizar organizaciones indígenas en contra del Gobierno. Igualmente está claro que el Imperio Norteamericano, a diferencia de ayer, mueve sus fichas de manera callada y reinicia la batalla del 2008 buscando polarizar y llevar a extremos toda la demanda de los gobernados a gobernantes. Si antes lo intentó satanizando la corriente socialista del Gobierno ahora lo hará satanizando la corriente de desarrollo extractivo; antes instrumentalizó la Fe cristiana ahora intenta instrumentalizar la Consulta Previa; antes movilizó clase media intelectual opositora al gobierno y ahora aprovechando la coincidencia del criterio medioambientalista y de derechos indígenas replantea su vieja estrategia divisionista entre el campo y la ciudad para intentar unir comunarios y citadinos en contra del Gobierno de Evo Morales. Igualmente busca espacios y tiempos en los que el Gobierno esté atendiendo varias demandas como lo tenía preparado para febrero del 2009, pero que por improvisaciones y desacuerdos, los acontecimientos se dieron en septiembre de 2008.
Un seguimiento de lo que viene aconteciendo y de las alianzas entre fuerzas diametralmente opuestas, pero opositoras ahora, nos muestra que el Imperio al mando del presidente norteamericano Barack Obama dio vía libre a la apertura de viejas acciones en contra del Gobierno de Evo Morales, sobre todo de aquellas que quedaron pendientes después de la expulsión del Embajador Philips Goldberg, expulsión de la DEA, de la detención del exprefecto de Pando, Leopoldo Fernández y la huida de Mario Cosío, Manfred Reyes Villa y otros dirigentes opositores que complotaron contra el Estado Plurinacional.
El centro de operaciones (La Torre) que resistió a la Asamblea Constituyente vuelve a reactivarse con la primera tarea específica de planificar y organizar la Novena Marcha de la CIDOB, pero que se lo hará desde el balance y análisis del imperialismo. Es reprochable que algunos dirigentes de la CIDOB y viejos aliados del Gobierno alquilen sus demandas a los planes del Imperio Norteamericano y corrientes separatistas, cuando sabemos, y está por demás decirlo, que este proceso es y será complejo, que costará llevarlo adelante en medio de más peleas y demandas reivindicativas, pero que debe hacérselo desde visiones de Estado Plurinacional Soberano.
Definitivamente está en curso el armado de una serie de acciones políticas reivindicativas que se instrumentalizarán en contra el Gobierno, de eso no hay duda como tampoco hay duda de que las fuerzas opositoras al gobierno y la Embajada Norteamericana intentan casarla en tiempo.
En respuesta corresponde al gobierno y al proyecto revolucionario entablar acciones políticas y económicas rezagadas en el proceso de cambio y plantearse nuevas que en función al análisis político y económico restituya desde la acción política y planificación económica la alianza de las fuerzas y corrientes revolucionarias del proceso de cambio.
Lo más probable es el fracaso de una nueva intentona reaccionaria, sobre todo por el componente reducido y radical de los impulsores del proyecto imperialista, la dispersión de las demandas marcados por su propia naturaleza y principalmente por el apoyo de amplios sectores económicos al Gobierno de Evo Morales, sectores que en la Gestión de Evo Morales encuentran las mejores oportunidades para desarrollarse, como es el caso de la Banca Privada y la Mediana y Gran Empresa Privada.
La Paz, 15 de febrero de 2012
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