PARTICIPACIÓN
SOCIAL EN EL ESTADO PLURINACIONAL
Por: Carlos
Alejandro Lara Ugarte
Los nuevos desafíos en el diseño y la ejecución de la gestión pública fundada
en la praxis democrática demanda una serie de especulaciones teóricas y
acercamientos prácticos en el campo democrático y político, desde una posta que
suponga al menos el previo conocimiento o la voluntad de aceptación sobre el avance
real de la participación social en la generación y diseño de políticas públicas.
Este avance, que no es planteamiento teórico aislado de una práctica, se
percibe de manera real en cuanto existen cambios objetivos en las relaciones de
la sociedad y la institucionalidad estatal. Ignorar lo dicho en cierta manera significaría
negar los avances de la democracia participativa y consulta en el Estado
Plurinacional y sobre todo significarían cerrar el camino para que esta pueda
ir más allá de las unilaterales formas determinadas por aquella vieja estructura
de la democracia representativa que consolidaron históricamente el beneficio de
minorías de poder con visión conservadora.
La lógica de legitimar la Gestión Pública desde la delegación
artificial del poder del soberano en la figura institucional representada fue y
aún es el esfuerzo por mantener la invisibilidad de la participación social; y
es la reproducción dimensional del poder de unos cuantos manteniendo los
esquemas perversos de la vieja lógica del Estado Republicano colonial en manos
de las viejas oligarquías y la determinación de políticos defensores de
expresiones e intereses del poder colonial, imperialista, terrateniente y
burgués.
La experiencia boliviana en la construcción del Estado plurinacional
ha abierto las barreras que la lucha social contra el poder estatal republicano
no pudo hacerlo antes de adentrarse en la construcción de un nuevo Estado, Estado
Plurinacional comunitario que por su génesis institucional revolucionaria y de
cambio supera la lógica del Estado de dominación entendido como instrumento de
clase.
Es justo afirmar que en el viejo Estado la participación social era
revolucionaria en tanto interpelaba esencialmente las distintas formas de
dominación, explotación, discriminación, exclusión y enajenación social y del
bien común, en cambio, en el Estado Plurinacional la participación social es
ello y mucho más.
De manera sucinta, siguiendo la idea anterior, es lícito pensar que
las luchas sociales de obreros, campesinos, estudiantes, sectores progresistas y
pueblos indígenas originarios en sus visiones más revolucionarias centraron su
artillería en la toma del poder y la disputa de instancias institucionales en
los órganos de poder, pero sin ir más allá de lo mas cercano y cotidiano, es
decir manteniendo el margen de lo reivindicativo y la disputa del poder
institucional.
La participación social en el nuevo Estado Plurinacional da un salto
cualitativo luego de los avances que generó la lucha reivindicativa y de poder
limitado por la democracia representativa. El salto se da fundamentalmente por la participación en la
construcción institucional del proceso de cambio en la visión marcada por la
Constitución Política del Estado en la democracia participativa.
La Democracia Participativa al ser resultado de las luchas sociales y entroncarse
de manera continua a la participación social que luchó contra el viejo Estado
republicano, sobre todo ahora por tener una mención o sustento constitucional,
ha ampliado la participación social llegando a espacios que no pudo el imaginario
revolucionario plasmarlo en la institucionalidad del viejo republicanismo.
De la Democracia Participativa
al sistema de Gobierno
La escuela política clásica al referirse a los sistemas de Gobierno lo
hace en parte caracterizando y desarrollando las formas de relacionamiento entre
los Órganos de Poder establecido constitucionalmente para la administración y el
ejercicio del Poder Público. En el fondo desde estas escuelas políticas se establece
los argumentos y sustentos constitucionales para resguardar al poder público y
darle la supremacía frente a la que no puede ser el poder de la sociedad o la
voluntad del soberano.
En el caso de la vieja República Boliviana, la teoría consideraría a
Bolivia como una República presidencialista porque básicamente el Presidente
era la cabeza activa del Poder Ejecutivo, ejercía su cargo de manera
independiente frente al Poder Legislativo y el Poder Judicial, pero
fundamentalmente lo hacía en un marco de facultades constitucionales que excluían
de estas facultades y competencias a la ciudadanía no electa por voto.
Es decir que en un sistema presidencialista los ciudadanos no son
sujetos activos y protagonistas reconocidos constitucionalmente en la
organización institucional para la gestión, planificación y ejecución de
políticas públicas; es decir que nunca tuvieron el derecho constitucional de
participar en los asuntos públicos de manera directa, sino a través de
representantes electos.
Ahora, en el Estado Plurinacional cuando se habla de la ruta para
transitar de la Democracia Participativa a un Sistema de Gobierno Participativo
se habla de cualificar la participación del pueblo en asuntos de los órganos
Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral, de manera que en el sentido de
derecho se haga referencia además al sentido de responsabilidad y deber.
La democracia participativa, dentro el pluralismo democrático que
incluye la democracia representativa, comunitaria, directa y otra formas de
toma de decisiones colectivas como el referéndum, revocatorio, asamblea y
consulta, es un puntal ahora reivindicativo para desmontar el credo
constitucional de la democracia representativa.
Y es que haciendo de la Democracia Participativa un sistema de
Gobierno es cómo se puede viabilizar la verdadera participación social en el
Estado Plurinacional, que no es la abolición del Estado en si misma, pero es
imprescindible hacerlo por cuanto la administración del bien común ya no es
potestad de los órganos de poder público sino del conjunto social.
El
sentido socialista de un sistema de gobierno participativo.
El momento que atraviesa la construcción del Estado Plurinacional a
diferencia de otros momentos demanda grandes consensos y políticas compartidas,
algunos ya en proceso de implementación y otros con la imperante necesidad de
hacerlo. El sistema de Gobierno participativo es, los acuerdos sociales
construidos por la praxis de los diferentes niveles de Gobierno, con la
población, con colectivos organizados, pueblos e individualidades con criterio
de colectividad.
Un tema que necesariamente deviene de un sistema de gobierno
participativo es la optimización estatal de los servicios, la regulación de
precios, regulación de la producción, comercio, importación, exportación, entre
muchos otros temas o materia de intervención estatal en la mirada del resguardo
o potenciamiento del bien común o la cosa pública.
El mercantilismo y la relaciones de producción capitalista, no será únicamente
combatida desde la acción coercitiva del Estado, sino desde la misma
participación social y el acuerdo por ejercitar la voluntad social o colectiva
sin que esta afecte el interés individual.
Un Sistema de Gobierno participativo es la gestión pública con sentido
de largo plazo, es decir que al no ser solamente voluntad de representantes
electos, la continuidad de políticas públicas es continua y sustentable. Es
además el ejercicio de la democracia comunitaria es sus instancias de la
autogestión de los gobiernos indígenas originarios. El Sistema de Gobierno
Participativo es perduración al infinito del proceso revolucionario, de cambio
y transformación permanente.
Desde un sistema de gobierno participativo se entiende el Estado
Socialista en su ejercicio e implementación hacia el comunitarismo científico.
La Paz, 9
de enero de 2014
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