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miércoles, 3 de julio de 2024

SOBRE LO OCURRIDO EL 26 DE JUNIO (Parte I)


Por Carlos A. Lara U.

Las explicaciones y narrativas diversas expuestas durante y en torno a los acontecimientos de la tarde del 26 de junio de 2024 acaecidos en la Plaza Murillo se muestran complejos, ante la opinión pública, que por ahora solo puede explicarse con argumentos fuertemente especulativos, y con cierta certidumbre de que a medida que sus actores tengan la plena libertad de expresarse, y las investigaciones avancen se irá reconstruyendo los objetivos principales y secundarios de la toma de las Plaza Murillo, o contrariamente encriptarse en la mera especulación y supuestos que la historia lo reflejará como tal.

En tanto esta incertidumbre perdure, a manera de reconstruir y tener acercamiento especulativo sobre los objetivos de la toma de la plaza Murillo nos ajustamos, en el presente artículo a los momentos mediáticos entendidos y patentados como hechos irrefutables y que dan sentido de legitimidad a la opinión pública, en tanto no se tenga, en la parte gubernamental, la fiscalía o la Policía Nacional, la narrativa coherente, lógica, sustentable y creíble, que suponga su accionar  institucional de resguardo, garantía protección al ejercicio pleno de derechos constitucionales, respeto y tolerancia en las disidencias, independencia de poderes, y competencias, atribuciones constitucionales y la mentada defensa de la democracia, entre otros.   

Identidades políticas al interior del MAS-IPSP

Recurrimos para especular, de manera ordenada y lógica, a algunos hechos que se concatenaron a partir del posicionamiento mediático de dos proyectos al interior del MAS-IPSP, expresados y denominados como Evistas y Arcistas, o como renovadores y radicales, que llevado al campo institucional adquieren - en sus actores - identidad política de fracción partidista en los términos del: Ala Evista y Ala Arcista.

Esta identidad política residente en ambas fracciones políticas del MAS–IPSP se mostraba efímera en un principio al grado de poder reducirse a una consigna artificial de descalificación del opositor, sin embargo, cobró cuerpo y más fuerza al evidenciarse desde una demanda social, una crítica a la gestión estatal o a la partidista o finalmente desde una denuncia sustentable y filtrada en razón a intereses de liderazgo o disputa del mismo. La naturaleza de estas identidades políticas se evidencia también en los componentes de disidencia y de cierto antagonismo en cada una de las intervenciones mediáticas de autoridades y no autoridades políticas administrativas del Estado Plurinacional, con alta incidencia; negativa unas veces y positiva otras veces, en la opinión pública.

La manifestación y posicionamiento de afines cohesionados por esta identidad política, desde su accionar, la gestión y discurso llevan al televidente, radioescucha, lector de noticias o internauta, a emitir opiniones especulativas o afirmaciones de reacción o apoyo a la narrativa oficial.

Posicionamiento político ante la toma de la plaza murillo

Para el caso de la toma de la plaza murillo los posicionamientos políticos y opiniones diversas oscilan entre asumir que se trata, por una lado de una tramoya armada entre el gobierno y el mando circunstancial de las Fuerzas Armadas, para imponer temor y orden a sectores movilizados, y por otro lado, que es la ejecución de un proyecto restaurador de la vieja República boliviana a la cabeza de las Fuerzas Armadas impulsado por el desgaste de las instituciones y órganos de poder estatal es decir de los gobiernos civiles democráticamente constituidos. Sea lo uno o lo otro el plano más cercano a la inclinación ciudadana o la verdad más próxima o de mayor utilidad electoral, están patentizados por una dualidad orgánica al interior del MAS IPSP que curiosamente ha subsumido o matizado coyunturalmente las narrativas, de una derecha opositora Vs. un oficialismo socialista, a la confrontación orgánica de un ala arcista Vs ala evista, al grado de transversalizarse en las mismas gestiones públicas, lineamientos estratégicos de desarrollo y diplomacia interestatal.

En este contexto ya nada se explica ni se aborda al margen de este dualismo y contrapeso de las dos identidades política, entonces es completamente lícito afirmar que todo análisis político y económico en la coyuntura actual, y la explicación y razonamiento mediático está contaminada de este dualismo fáctico.   

Juan José Zúñiga y la toma de la Plaza Murillo

Juan José Zúñiga, en tanto servidor público es parte institucional del Estado Plurinacional y circunstancialmente inmerso en el dualismo orgánico del MAS IPSP, en ese contexto deliberó en los términos del ala arcista atribuyéndose, además competencias de instituciones del nivel central de Gobierno.

Como referencia de análisis tomamos  el cuestionario publicado por “El Deber” (https://eldeber.com.bo/pais/juan-jose-zuniga-confiamos-en-la-capacidad-de-nuestros-gobernantes-para-poner-panos-frios-a-las-turb_373134) y del mismos extractamos que el Gral. Zúñiga concebía, un día antes de la toma de la Plaza Murillo, que su misión constitucional era velar por la estabilidad del gobierno elegido legamente y contrarrestar las protestas ciudadanas anunciadas desde varios frentes en medio de una agenda preelectoralista que afectaba el escenario político y social del país, la estabilidad de todos los bolivianos y el andamiaje del Gobierno Nacional.

Dijo confiar en la capacidad de los gobernantes para poner paños fríos a las turbulencias sociales entendiendo que con los bloqueos de caminos pierden todos los bolivianos; los empresarios, los emprendedores, los sectores en conflicto, los comerciantes y la población en general.

Se declaró como fiel cumplidor de la Constitución Política del Estado y estar bajo las órdenes del capitán General de las Fuerzas Armadas; el presidente Luis Arce Catacora. Igualmente dijo que los últimos 25 años de vida democrática, Bolivia ha enfrentado convulsiones sociales de alto riesgo de las que sacó la enseñanza de que el diálogo, la reconciliación y la complementación de extremos opuestos, deben ser los escenarios y los caminos de concertación y desarme espiritual poniendo en primero la patria y el bien común de las bolivianas y bolivianos.

Esta mirada fue la explicación más racional a lo que el General había mencionado un día antes en el programa “No mentirás”. Lo dicho y expresado por Zúñiga en el programa “No Mentirás” en ningún momento debió interpretarse como una simple opinión militar o contravención orgánica, sino como la revelación, ante la opinión pública, de un plan político militar, de amedrentamiento a las organizaciones movilizadas en correspondencia a sus liderazgos. En el programa mencionado el militar señaló que Morales no está habilitado para postular a la presidencia y advirtió que, para hacer respetar lo que dicta la Constitución, las Fuerzas Armadas pueden recurrir a su detención.

Al respecto de lo anterior, fueron los diputados y ministros del ala arcista los que ya habían demandado la detención de Evo Morales, pero sin resultados favorables, y en ese sentido Zúñiga se constituiría en el brazo operativo o armado a tal fin, entonces no es un grito de ahogado el que el Gral. Zúñiga al ser aprehendido mencione que su accionar fue por órdenes del presidente Luis Arce.

Primeras conclusiones.

Bajo la exposición anterior, ajustadas a las publicaciones conocidas por la opinión pública es pertinente tener las primeras conclusiones.

·      La acción militar del miércoles 26 de junio fue concebida como un acto de advertencia y amedrentamiento implícito a los sectores el ala evista movilizados que amenazan aun con bloqueos de carreteras a nivel nacional

·      No hay indicios relevantes que denoten la ejecución de un plan golpista, ya que no se conoce pronunciamiento alguno que haya demandado la deposición del actual gobierno o demuestre la articulación de acciones conjuntas entre civiles y militares. 

·      Arce ni sus ministros en ningún momento de la toma de la Plaza Murillo suspendieron o perdieron, su mandato, ni su espacio, ni sus oficinas de trabajo fueron intervenidas por la acción militar, prueba de ello es la posición del nuevo comando del Ejército Nacional, durante el conflicto y la restauración casi inmediata de la cadena de mando.

·      Zúñiga se amotinó en algún momento, y ese momento puede ser durante el encuentro con el presidente en la entrada del Palacio Quemado o un día antes, en todo caso durante la toma se subordinó al nuevo mando militar, cuando dejó de ser Comandante del ejército y por ende se sometió nuevamente al mando del Presidente Arce.

·      Golpe de Estado no hubo. Amotinamiento militar o ruptura de la cadena de mando, es claro que sí. ¿Intento de golpe? Pudo haberse dado, pero al margen de toda planificación real, es decir que el amotinamiento o ruptura de la cadena de mando por parte del general Zúñiga haya desembocado en un llamado a la unidad, movilización y defensa de intereses institucionales y del bien común, pero tal hecho no aparece en el acontecer del 26 de junio. No se intentó golpear al gobierno de Arce.

·      Zúñiga en todo momento expresa su apoyo al Gobierno de Arce, con algunos reparos en sus asambleístas y ministros y con fuerte incidencia en los movimientos sociales cooptados por el ala arcista, por lo que su accionar tendría que ocurrir a partir de una línea de acción en acuerdo conjunto; aspecto que no se dio pero que el General entendió que sí. (En referencia a la movilización de tanquetas)

·      El ala arcista como el ala evista, en tanto identidades políticas contrarias adoptaron una trayectoria política bajo la influencia de liderazgos políticos en concreto, y en cierta manera también bajo influencias familiares y personales, insertados en el contexto cultural, social y político, de manera que generaron sus propias particularidades en las movilizaciones colectivas, con un horizonte político y proyecciones de comportamiento en procesos electorales.

·      Lo acaecido la tarde del 26 de junio de 2024 en la Plaza Murillo, también fue una proyección de identidades políticas por el control o apelación a nuevas determinaciones sobre procesos electorales venideros, sean estos, elecciones judiciales, primarias o elecciones nacionales. (Este punto se abordará en la segunda parte del presente escrito).

Estamos conscientes que estas conclusiones no son las más precisas o acertadas, pero apreciamos que son resultado de un manejo adecuado de datos y percepciones en la opinión públicas, y desde lo que se conoce a través de los medios de comunicación.

Las investigaciones por parte de la fiscalía continuarán y los jueces sentenciarán o absolverán, pero eso demandará tiempos y por supuesto no estarán libres de la retardación de justicia. Continuaremos con más en las siguientes partes del presente escrito.

Santa Cruz, 3 de julio de 2024

 

 

 

 

  

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