Por Carlos A.
Lara U.
Las explicaciones y narrativas diversas expuestas durante y en torno a
los acontecimientos de la tarde del 26 de junio de 2024 acaecidos en la Plaza
Murillo se muestran complejos, ante la opinión pública, que por ahora solo puede
explicarse con argumentos fuertemente especulativos, y con cierta certidumbre
de que a medida que sus actores tengan la plena libertad de expresarse, y las
investigaciones avancen se irá reconstruyendo los objetivos principales y
secundarios de la toma de las Plaza Murillo, o contrariamente encriptarse en la
mera especulación y supuestos que la historia lo reflejará como tal.
En tanto esta incertidumbre perdure, a manera de reconstruir y tener
acercamiento especulativo sobre los objetivos de la toma de la plaza Murillo nos
ajustamos, en el presente artículo a los momentos mediáticos entendidos y
patentados como hechos irrefutables y que dan sentido de legitimidad a la
opinión pública, en tanto no se tenga, en la parte gubernamental, la fiscalía o
la Policía Nacional, la narrativa coherente, lógica, sustentable y creíble, que
suponga su accionar institucional de
resguardo, garantía protección al ejercicio pleno de derechos constitucionales,
respeto y tolerancia en las disidencias, independencia de poderes, y
competencias, atribuciones constitucionales y la mentada defensa de la
democracia, entre otros.
Identidades políticas al interior del
MAS-IPSP
Recurrimos para especular, de manera ordenada y lógica, a algunos hechos
que se concatenaron a partir del posicionamiento mediático de dos proyectos al
interior del MAS-IPSP, expresados y denominados como Evistas y Arcistas, o como
renovadores y radicales, que llevado al campo institucional adquieren - en sus actores
- identidad política de fracción
partidista en los términos del: Ala Evista y Ala Arcista.
Esta identidad política residente
en ambas fracciones políticas del MAS–IPSP se mostraba efímera en un principio
al grado de poder reducirse a una consigna artificial de descalificación del
opositor, sin embargo, cobró cuerpo y más fuerza al evidenciarse desde una
demanda social, una crítica a la gestión estatal o a la partidista o finalmente
desde una denuncia sustentable y filtrada en razón a intereses de liderazgo o
disputa del mismo. La naturaleza de estas identidades políticas se evidencia también
en los componentes de disidencia y de cierto antagonismo en cada una de las
intervenciones mediáticas de autoridades y no autoridades políticas
administrativas del Estado Plurinacional, con alta incidencia; negativa unas
veces y positiva otras veces, en la opinión pública.
La manifestación y posicionamiento de afines cohesionados por esta
identidad política, desde su accionar, la gestión y discurso llevan al televidente,
radioescucha, lector de noticias o internauta, a emitir opiniones especulativas
o afirmaciones de reacción o apoyo a la narrativa oficial.
Posicionamiento político ante la toma de
la plaza murillo
Para el caso de la toma de la plaza murillo los posicionamientos
políticos y opiniones diversas oscilan entre asumir que se trata, por una lado
de una tramoya armada entre el gobierno y el mando circunstancial de las
Fuerzas Armadas, para imponer temor y orden a sectores movilizados, y por otro
lado, que es la ejecución de un proyecto restaurador de la vieja República
boliviana a la cabeza de las Fuerzas Armadas impulsado por el desgaste de las
instituciones y órganos de poder estatal es decir de los gobiernos civiles
democráticamente constituidos. Sea lo uno o lo otro el plano más cercano a la inclinación
ciudadana o la verdad más próxima o de mayor utilidad electoral, están patentizados
por una dualidad orgánica al interior del MAS IPSP que curiosamente ha
subsumido o matizado coyunturalmente las narrativas, de una derecha opositora
Vs. un oficialismo socialista, a la confrontación orgánica de un ala arcista Vs
ala evista, al grado de transversalizarse en las mismas gestiones públicas,
lineamientos estratégicos de desarrollo y diplomacia interestatal.
En este contexto ya nada se explica ni se aborda al margen de este
dualismo y contrapeso de las dos identidades política, entonces es
completamente lícito afirmar que todo análisis político y económico en la
coyuntura actual, y la explicación y razonamiento mediático está contaminada de
este dualismo fáctico.
Juan José Zúñiga y la toma de la Plaza
Murillo
Juan José Zúñiga, en tanto servidor público es parte institucional del
Estado Plurinacional y circunstancialmente inmerso en el dualismo orgánico del
MAS IPSP, en ese contexto deliberó en los términos del ala arcista
atribuyéndose, además competencias de instituciones del nivel central de
Gobierno.
Como referencia de análisis tomamos
el cuestionario publicado por “El Deber” (https://eldeber.com.bo/pais/juan-jose-zuniga-confiamos-en-la-capacidad-de-nuestros-gobernantes-para-poner-panos-frios-a-las-turb_373134) y del mismos extractamos que el Gral. Zúñiga
concebía, un día antes de la toma de la Plaza Murillo, que su misión
constitucional era velar por la estabilidad del gobierno elegido legamente y
contrarrestar las protestas ciudadanas anunciadas desde varios frentes en medio
de una agenda preelectoralista que afectaba el escenario político y social del
país, la estabilidad de todos los bolivianos y el andamiaje del Gobierno
Nacional.
Dijo confiar en la capacidad de los gobernantes para poner paños fríos
a las turbulencias sociales entendiendo que con los bloqueos de caminos pierden
todos los bolivianos; los empresarios, los emprendedores, los sectores en
conflicto, los comerciantes y la población en general.
Se declaró como fiel cumplidor de la Constitución Política del Estado y
estar bajo las órdenes del capitán General de las Fuerzas Armadas; el
presidente Luis Arce Catacora. Igualmente dijo que los últimos 25 años de vida
democrática, Bolivia ha enfrentado convulsiones sociales de alto riesgo de las
que sacó la enseñanza de que el diálogo, la reconciliación y la complementación
de extremos opuestos, deben ser los escenarios y los caminos de concertación y
desarme espiritual poniendo en primero la patria y el bien común de las
bolivianas y bolivianos.
Esta mirada fue la explicación más racional a lo que el General había
mencionado un día antes en el programa “No mentirás”. Lo dicho y expresado por
Zúñiga en el programa “No Mentirás” en ningún momento debió interpretarse como
una simple opinión militar o contravención orgánica, sino como la revelación, ante
la opinión pública, de un plan político militar, de amedrentamiento a las
organizaciones movilizadas en correspondencia a sus liderazgos. En el programa
mencionado el militar señaló que Morales no está habilitado para postular a la
presidencia y advirtió que, para hacer respetar lo que dicta la Constitución,
las Fuerzas Armadas pueden recurrir a su detención.
Al respecto de lo anterior, fueron los diputados y ministros del ala
arcista los que ya habían demandado la detención de Evo Morales, pero sin
resultados favorables, y en ese sentido Zúñiga se constituiría en el brazo operativo
o armado a tal fin, entonces no es un grito de ahogado el que el Gral. Zúñiga al
ser aprehendido mencione que su accionar fue por órdenes del presidente Luis
Arce.
Primeras conclusiones.
Bajo la exposición anterior, ajustadas a las publicaciones conocidas
por la opinión pública es pertinente tener las primeras conclusiones.
·
La acción militar
del miércoles 26 de junio fue concebida como un acto de advertencia y
amedrentamiento implícito a los sectores el ala evista movilizados que amenazan
aun con bloqueos de carreteras a nivel nacional
·
No hay indicios
relevantes que denoten la ejecución de un plan golpista, ya que no se conoce
pronunciamiento alguno que haya demandado la deposición del actual gobierno o
demuestre la articulación de acciones conjuntas entre civiles y militares.
·
Arce ni sus
ministros en ningún momento de la toma de la Plaza Murillo suspendieron o
perdieron, su mandato, ni su espacio, ni sus oficinas de trabajo fueron
intervenidas por la acción militar, prueba de ello es la posición del nuevo
comando del Ejército Nacional, durante el conflicto y la restauración casi
inmediata de la cadena de mando.
·
Zúñiga se amotinó
en algún momento, y ese momento puede ser durante el encuentro con el
presidente en la entrada del Palacio Quemado o un día antes, en todo caso
durante la toma se subordinó al nuevo mando militar, cuando dejó de ser
Comandante del ejército y por ende se sometió nuevamente al mando del
Presidente Arce.
·
Golpe de Estado
no hubo. Amotinamiento militar o ruptura de la cadena de mando, es claro que
sí. ¿Intento de golpe? Pudo haberse dado, pero al margen de toda planificación
real, es decir que el amotinamiento o ruptura de la cadena de mando por parte del
general Zúñiga haya desembocado en un llamado a la unidad, movilización y
defensa de intereses institucionales y del bien común, pero tal hecho no
aparece en el acontecer del 26 de junio. No se intentó golpear al gobierno de
Arce.
·
Zúñiga en todo
momento expresa su apoyo al Gobierno de Arce, con algunos reparos en sus
asambleístas y ministros y con fuerte incidencia en los movimientos sociales
cooptados por el ala arcista, por lo que su accionar tendría que ocurrir a
partir de una línea de acción en acuerdo conjunto; aspecto que no se dio pero
que el General entendió que sí. (En referencia a la movilización de tanquetas)
·
El ala arcista
como el ala evista, en tanto identidades políticas contrarias adoptaron una
trayectoria política bajo la influencia de liderazgos políticos en concreto, y
en cierta manera también bajo influencias familiares y personales, insertados
en el contexto cultural, social y político, de manera que generaron sus propias
particularidades en las movilizaciones colectivas, con un horizonte político y proyecciones
de comportamiento en procesos electorales.
·
Lo acaecido la
tarde del 26 de junio de 2024 en la Plaza Murillo, también fue una proyección de
identidades políticas por el control o apelación a nuevas determinaciones sobre
procesos electorales venideros, sean estos, elecciones judiciales, primarias o
elecciones nacionales. (Este punto se abordará en la segunda parte del presente
escrito).
Estamos conscientes que estas conclusiones no son las
más precisas o acertadas, pero apreciamos que son resultado de un manejo
adecuado de datos y percepciones en la opinión públicas, y desde lo que se
conoce a través de los medios de comunicación.
Las investigaciones por parte de la fiscalía
continuarán y los jueces sentenciarán o absolverán, pero eso demandará tiempos
y por supuesto no estarán libres de la retardación de justicia. Continuaremos
con más en las siguientes partes del presente escrito.
Santa Cruz, 3
de julio de 2024
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