Por Carlos Augusto A.
Lara Ugarte
La subida de precios de
los artículos de la canasta familiar puede ser entendida, interpretada o
analizada desde concepciones de la economía mercantil o desde concepciones de una
economía planificada, esta última entendida como una economía regulada por el Estado tanto en las variables
económicas como en el control de precios y volúmenes
Es pertinente entonces
aclarar que ambas concepciones, si se trata de ajustar a la gestión Pública y
estratégica del actual gobierno en el Estado Plurinacional, siempre se ajustan de manera compleja a un
programa político y una forma de gobierno, por ello a pesar de que muchos
políticos y economistas prefiere obviar las vigencia de la lucha de clases y el
antagonismo generada en las relaciones de producción capitalista y socialista,
nos vemos en la necesidad de hacerla evidente de manera implícita desde una
lectura e interpretación parcial de la
mercancía bajo el enfoque desarrollado por Carlos Marx en El Capital
Carlos Marx cuando aborda
el tema de la “Metamorfosis de la mercancía” en el Tomo I de El Capital analiza
los aspectos que se contradicen en el proceso de cambio de las mercancías,
Para ilustrar el tema en
cuestión. pensemos en el cambio o trueque de un Kilogramo de carne de pollo por
dos kilos de tomate, o un cuaderno de 100 hojas por medio kilogramo de tomate o
un cuarto kilogramo de carne de pollo, esto nos plantea una equivalencia de
trabajo promedio socialmente incorporado a una mercancía. Pero desde la
relación anterior si asumimos desde el ejemplo que expone Marx con el trabajo
de Robinsón, la carne de pollo, los
tomates y los cuadernos al ser resultado del trabajo trasformador de una misma
familia o en el caso de Robinsón, de un único esfuerzo, es claro que la
equivalencia no será ni siquiera planteada, no será de utilidad alguna para
establecer equivalencias, esto en razón a
que no será intercambiada entre un productor y un consumidor, por tanto estos
productos no serán nunca entendidos como mercancías, es decir que; en tanto un
producto del trabajo humano solo tenga un valor de uso no es mercancía y si aún
a ellos se le confiera un valor de cambio aun así no será entendida como
mercancía mientras no llegue a un consumidor a través de un proceso distinto al
trueque o a la distribución si en caso se da desde una producción colectiva o de
economía planificada.
Entonces en una sociedad
mercantil, el producto del trabajo humano asume la forma mercancía no desde la
forma de valor de uso, sino desde su valor de cambio o solamente valor, desde
las relaciones mercantiles establecidas entre productos a través de un
equivalente monetario. Un tomate, un pollo, cuaderno u otro producto se hace
mercancía si se los relaciona desde equivalencias monetarias, y cuando el
producto se proyecta como si fuese el carácter material de las mercancías y no
el del trabajo social; en cierta manera se tendría que asumir que en la
sociedad mercantil el trabajo misteriosamente desaparece o se esfuma cuando el
producto adquiere el valor de cambio. La sociedad mercantil no considera el
trabajo como fuente de riqueza, sino que considera a la mercancía como la
riqueza, al grado que sin incorporar trabajo real y con el objeto de generar
riqueza desde una mercancía el valor de cambio de esta mercancía puede ser
presentada con un equivalente aumentado. El kg. de pollo sube de precio en
razón de unas pocas horas, no por el trabajo incorporado sino por la
construcción y cálculo artificial de nuevos equivalentes y que políticamente
puede tener finalidades políticas concretas
Un comunario que asume en
su cotidianidad la crianza de gallinas para su consumo no tendrá el efecto
perverso del mercado, así mientras su gallina no lo convierta en equivalente
monetario y no lo enajene vendiéndolo a un consumidor final la gallina solo
tendrá valor de usos y de ninguna manera valor de cambio, es decir no será una
mercancía en sí misma. El momento de consumirlo la distribución de la gallina
será en función a las necesidades y capacidades relativas de cada integrante de
la familia
Ampliando el ejemplo a
una comunidad, siempre pensando en que el trabajo para crear productos con
valor de uso, en este caso los productos obtenidos por el trabajo colectivo de
una comunidad, tendrán que ser distribuidos y esto será en razón al Plan social
de trabajo, de necesidades y tiempo incorporado por cada uno de los miembros. “El carácter de esta distribución variará
según el carácter especial del proceso del propio organismo social de
producción y con arreglo al nivel histórico de los productores” (El capital
Pág. 46), pero esto no ocurre cuando el producto asume la forma mercancía, que
entre otras cosas la mano de obra y el trabajo adquieren un valor de cambio y
por ende se enajena hacia la mercancía.
En el Estado
Plurinacional de Bolivia el pluralismo económico expuesto en la CPE refiere a
cuatro formas de organización economía, una de ellas centrados en la prioridad
mercantil – capitalista y los otros en la prioridad del trabajo para crear bienes
con valor de uso, con excedentes expuestos al mercado centrados en la
planificación comunitaria y distribución equitativa de los productos. La primera es de la forma de organización
económica Privada y las otras tres son la forma de organización económica
Comunitaria y Social Cooperativa y Estatal pero principalmente la Estatal fue
pensada para lograr el bien común y colectivo de las comunidades y los sectores
más desprotegidos en la economía de mercado, y en ello radicaba el apoyo que
reza la CPE y el Modelo de Economía Social Comunitaria Productiva. Pero también
estas formas de organización económica fueron concebidas para complementarse y
sustentar el conjunto del pluralismo económico y viceversa, es decir que toda
política pública debió fortalecer estas formas de economía no mercantilizada en
su sustancia, con la finalidad de mitigar las políticas deshumanizadas, de
pongueaje, explotación y perversa aprovechamiento de los recursos naturales que
el sistema capitalista beneficia y otorga a las clases y sectores de alto y mediano
poder económico.
Volviendo a la lectura de
El Capital, Marx afirma que “…el proceso
de cambio de las mercancías encierra aspectos que se contradicen y excluyen
entre sí”, Buscando estas contradicciones nos acercamos a identificarlas en
los procesos de compra y venta de mercancías.
Una persona compra una
mercancía (1 Kg de Pollo), y a cambio el consumidor de la mencionada mercancía,
le dará una cantidad determinada de dinero (Bs. 18) a quien no concibe esa
mercancía como un valor de uso.
La primera contradicción
que identificamos es que el Kg de pollo en manos del vendedor tiene un valor de
cambio, pero no tiene valor de uso, y para el comprador tiene un valor de uso
posterior al intercambio. Entendemos que el comprador lo llevará a su casa y lo
consumirá. En este proceso el dinero funge de equivalente y con ese dinero el
vendedor podrá comprar más pollos para venderlos, pero este comprador mantendrá
en los kilogramos de pollo que compre, la particularidad del valor de cambio y
de ninguna manera asumirá su valor de uso. Entonces se ve esta primera
contradicción en el proceso de compra y venta. No toda venta desemboca en la etapa final de
proceso hacia el consumo final de la mercancía.
Si se mira el intercambio
de mercancías en una lógica de trueque se notaría que el intercambio de los
productos será en razón a necesidades de uso y consumo por las partes, aspecto
que no ocurre en el intercambio mercantil y por ello en la modalidad
mercantilizada la mercancía manifiesta su contradicción y sus factores
excluyentes. Por su parte “el dinero sólo
desempeña las funciones de medio de circulación por ser el valor sustantivado
de las mercancías. Por tanto, su movimiento como medio de circulación no es, en
realidad, más que el movimiento formal de las propias mercancías” (Marx).
El dinero en ese sentido solo enajena el valor de la mercancía y puede fungir
como mercancía que dé sentido de compra o de venta, esto es que con el dinero
como equivalente de intercambio se enajena en trabajo a la mercancía para
llevarla hacia la etapa final; su consumo o hacia su reciclaje como valor de
cambio.
En este último caso, una
mercancía durante el proceso de circulación al ser manipulada en su único fin
de valor de cambio modifica el equivalente monetario hasta llegar a su forma de
uso o consumo final para materializar el fin del proceso de circulación de la
mercancía de consumo. pero no del dinero, el dinero seguirá circulando. Mientras
la mercancía está con su forma de valor se mantiene en circulación, esta se
retira cuando adquiere la forma de uso, esto no ocurre con el dinero ya que
esta, “como medio de circulación que es,
mora constantemente en la órbita de la circulación y se mueve sin cesar en
ella. Surge así el problema de saber cuánto dinero absorbe de un modo constante
la órbita circulatoria”. (K. Marx)
Pensemos en un papel
moneda de 100 Bs con una numeración de serie 276415190A, con este papel moneda
se hará tantas transacciones como su cuidado y manejo lo permita, pero muchos
de las mercancías de diferentes precios que fueron intercambiadas con el uso de
este papel moneda o dinero habrán desaparecido del proceso de circulación, y es
que con un mismo papel moneda se hacen numerosas compras y ventas y la relación
aritmética para entender este proceso Marx lo dispone de la siguiente manera
Suma
de precios de las mercancías (A) / Número de rotaciones de las monedas
representativas de igual valor (B) = Masa de dinero que funciona como medio de circulación
(C)
Desde esta relación se
establece qué, si se mantiene constante la Masa de dinero que funciona como
medio de circulación, es por qué al haber aumentado la suma de los precios de
las mercancías o haber disminuido. también ha aumentado o disminuido
respetivamente y de manera proporcional el número de rotaciones de las monedas
representativas de igual valor. El
efecto de estos en cierta manera refleja la estabilidad o desestabilidad de la
economía familiar desde los impactos o medidas de coyuntura económica de la
política pública estatal.
En cuanto a medidas
económicas, cuando el número de rotaciones aumenta en mayor proporción a la
suma de precios entonces el sistema mercantil saca de circulación dinero y
promueve el ahorro, esto en cierta manera ocurrió entre los años 2006 – 2014 en
Bolivia, entonces la población podía hacer circular sus recursos y tener al
alcance mayores mercancías con valor de uso, es decir de consumo amplio y proyectando una mejor calidad de vida.
Por otro lado, si el
aumento de la suma de los precios se da en mayor proporción al número de
rotaciones entonces será necesario poner en circulación más dinero. Esto puede
logarse con el aumento de salarios o ingresos, pero será a costa de bajar los
ahorros y en cierta manera a gastar ahorros. Cuando la desproporción entre
estos dos factores es alta el sistema recurre a inyectar dinero en la economía
popular a través de créditos blandos, pero, al no ser acompañado de políticas
públicas renovadas y acorde a las nuevas relaciones de los factores lo más
probable es que el sistema se salve, pero a desmedro o la caída de la economía
familiar o pequeños productores o medianos inversores.
En los últimos meses de
la presente gestión el Banco Central de Bolivia ha aumentado la masa de dinero
circulante, talvez lo suficiente para solventar el número de rotaciones, pero
no para controlar la suma total del aumento del precio total de las mercancías,
por lo que la masa de dinero que funciona como circulante se hace insuficiente
y no cierra con la relación planteada anteriormente, es decir que esta razón
será menor a la demandada.
Veamos lo que ocurre en
la vida cotidiana en la economía familiar. Actualmente quienes acuden a centros
de aprovisionamiento de alimentos, entre otras cosas mencionan que gastan la
misma cantidad de dinero, y compran y/o venden las mismas mercancías pero en
menor cantidad, esto significa que el número de rotaciones se mantiene, pero
los precios de las mercancías aumentan, por lo que la misma masa circulante se
muestra insuficiente para mantener constante la masa de dinero que funciona
como medio de circulación, también mencionan que ya no compran todo lo que
necesitan, ni venden lo de antes es
decir que el número de rotación disminuye, esto es propio para quien disminuyo
sus ingresos o su masa de dinero destinado como circulante mermó. Entonces el
número de rotaciones disminuye y esto puede ser consecuencia del aumento de la
suma de precios, en este entendido se van generando los procesos de
desabastecimiento, que afecta directamente a personas con ingreso económicos
bajos, pero quienes disponen de ingresos por encima de la media pueden acceder
a otros mercados paralelos o no regulados, que finalmente no resuelven la
desproporción resultante en la cantidad de masa de dinero circulante.
De manera general esta
relación planteada por Carlos Marx permite analizar el comportamiento de los
procesos de compra y venta de mercancías y los productos de la canasta familiar
en sus variables de cantidad de masa monetarias en función de medio circulante,
los precios de las mercancías y el proceso el número de operaciones de
intercambio de mercancía.
Conclusiones
necesarias
· Desde
el abordaje de estos comportamiento económico y político del actual gobierno se
puede asumir como predecible que el Estado en su mirada liberal y de libre
mercado esté con la necesidad urgente y prioritaria de aumentar la masa de
dinero en función de medio circulante a dejando a un lado las medidas
concernientes a controlar las suma total del precio de las mercancías,
evidentemente el pleno respaldo y palanca favorable a los grupos de poder
económico y promovedores de la economías de mercado y libre comercio.
·
Por ahora toda economía planificada en
tanto economía regulada por el Estado,
regulación de precios y volúmenes de producción, consumo interno, importación y
exportación es casi solo recuerdo de la gestión pasada, por lo que la crisis
económica arrastrará por mucho tiempo las contradicciones de dos economías
políticas contrapuestas, la de mercado y la de planificación social
comunitaria.
· Desde el comportamiento de la economía familiar y
una media aleatoria es posible discernir la corriente económica neoliberal
prevalente en la función pública y así concluir que está en curso el desmontaje
del proyecto económico social comunitario y trazado el horizonte para dar curso
a plena privatización del aparato industrial productivo público. Esto es abrir brechas
de la industria privada a la comercialización, transporte y explotación de
recursos estratégicos.
Finalmente
se debe tener en cuenta que toda medida económica responde a una proyecto
político social y que toda demanda
social en el proyecto estatal actual será atendida favorablemente si se ajusta
a las medidas neoliberales, lo contrario suma a la negación y por ende al
crecimiento de la conflictividad social.
Santa Cruz, 5 de noviembre de 2024
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