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lunes, 5 de noviembre de 2007

PREOCUPACIONES Y ALTERCADOS SOBRE EL CURSO DE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE

Son muchas las preocupaciones y altercados que se tejen sobre la asamblea constituyente. Desde el debate especializado hasta la pragmática opinión pública, desde las apreciaciones del más letrado hasta el menos, desde los intereses del más próspero y emprendedor empresario fabricante de ilusiones y mercancías hasta la del más simple consumidor y receptor; nadie deja de opinar y afirmar temerariamente que la Asamblea Constituyente (AC) va camino al fracaso, ya ha fracasado o simplemente especulan sobre su cierre temporal o definitivo.

Si a estas opiniones y afirmaciones se incorporan proyecciones a corto plazo, tomando en cuenta comportamientos sociales, impactos mediáticos e intereses económicos, políticos y sociales de los sectores que van incidiendo de manera gravitante en las distintas etapas del proceso constituyente, es probable que el camino hacia los acuerdos y los consensos sean valorados de manera más significativa en contraposición a las opiniones apresuradas, apasionadas y sin significancia hacia el consenso.

La Asamblea va camino al fracaso: Esta es una postura política, con valoración sectorial y extremadamente coyuntural. Los indicadores que empujan afirmar el fracaso de la AC, por ahora están relacionados a la demanda de la “Capitalidad plena para Sucre” y “La sede no se mueve de La Paz”.

Aparentemente la salida concertada desde las representaciones de los departamentos de Chuquisaca y La Paz se viene alargando. Si ambos departamentos se cierran y no toman en cuenta los esfuerzos del Consejo Político Suprapartidario y otras instancias, lo más probable es que terminen atrincherándose en la radicalidad de sus demandas abriendo viejas heridas y frentes de lucha en los otros siete departamentos. En pocas palabras un problema regional puede convertirse en un problema nacional sin proyecciones de solución inmediata.

Una solución inmediata parte de un análisis de la correlación de fuerzas y una valoración política de los intereses regionales y nacionales. En primer lugar la correlación de fuerza que difícilmente puede ser revertida, tiene que ver con la ausencia de un preámbulo reivindicativo en un espacio de impacto en el tema de la capitalidad plena. La demanda no fue trabajada con anterioridad por el departamento de Sucre; esta omisión hace que la demanda no tenga el apoyo generalizado en el cónclave constituyente.

Es decir que la demanda de la capitalidad plena hasta antes de la instalación de la Asamblea Constituyente era historia escrita y recordada por pocos representantes sucrenses y en eventos sin trascendencia. Técnicamente hablando, jamás se trazó una línea de trabajo dentro la estrategia regional en una etapa pre-constituyente para vincularla a la Asamblea Constituyente.
Es distinta la demanda construida sobre la autonomía departamental en Santa Cruz y la autonomía indígena, que por peso propio vislumbran y se encarnan en las regiones y en estructuras sociales, pero que al mismo tiempo se consolidan en un entronque de demandas y luchas históricas concretas, desarrolladas a partir de la etapa pre-constituyente, o de la etapa republicana o pre-colombina.

En si, es posible pensar que las demandas de autonomías departamentales e indígenas contienen los objetos reales e imaginarios en concordancia a los sujetos constituidos como elementos trascendentales y viabilizadores de la construcción de entidades autónomas en toda época o proceso constituyente. Las demandas autonómicas son viables, fundamentalmente porque contienen los elementos mencionados y que son, en última instancia, un “Derecho de piso” para exigir el debido consenso dentro un acuerdo nacional.

“La capitalidad plena para Sucre” remueve piedras de un proceso tapiado después de una guerra y que durante el último siglo y el presente del periodo republicano no fue agenda de proceso de movilización importante. La demanda de capitalidad no es parte de cambios adjuntados a procesos revolucionarios, de transformaciones críticas y de eficiencia o eficacia administrativa estatal. Llevarla a los extremos de prioridad constitucional es afianzar una amenaza real para seguir confundiendo el procesos Constituyente y coartarle seguir adelante; proyectándolo a empezar ciclos de enfrentamientos entre los bolivianos. Esta demanda es difícil que sea considerada como potencializadora de la democracia u otra categoría sociopolítica de esa naturaleza. Es una demanda que por sus componentes negativos obscurece y confunde el proceso constituyente.

Una proyección política intransigente diseñada a partir de las amenazas de no dejar sesionar a la AC y condicionar su funcionamiento es tan irracional como la guerra misma, y ridícula es la idea misma por su semejanza a la de los suicidios inducidos a colectivos de creyentes manipulados por líderes espirituales de las sectas religiosas. Es aterrador creer que en Bolivia se haya perdido la capacidad de pensar y construir relaciones de encuentro. Es irónico que la Asamblea Constituyente tenga que seguir con tantos altercados por la tozudez de “líderes” y el apasionamiento de activistas callejeros que minimizan o pretenden dejar a un lado toda la agenda marcada por las marchas y movilizaciones indígenas.

Pasando a la afirmación de que la Asamblea Constituyente ya ha fracasado se debe poner en claro algunos elementos de análisis con principios y metodología.

Para empezar cuando un proceso histórico ha generado y enraizado instancias jurídicas de concertación y pacto social, no se las puede adscribir en la antonimias del triunfo o del fracaso. Son sencillamente procesos que deben cumplirse y cíclicamente cualificarse para dar cabida a otros nuevos procesos, cualitativamente superiores.

La deliberación en el cónclave constituyente es una etapa de concertación para acomodar, reajustas y ordenar, el conjunto de las transformaciones económicas, políticas, sociales y hasta religiosas generadas y desarrolladas en el periodo republicano, periodo donde las civilizaciones existentes en territorio nacional vienen conformándose con visiones de naciones, pueblos o territorialidades en igualdad de condiciones y oportunidades, para normarse a través un nuevo contrato o pacto social en vías de un mejor futuro y un Estado por el bienestar social.

Objetivamente, el cónclave constituyente continúa; de hecho sabemos que la próxima semana se pueden reiniciar las plenarias, pero a diferencia de las plenarias realizadas antes del receso, ahora lo harán con previa deliberación y con acuerdos temáticos establecidos en el consejo político suprapartidiario. Se entiende que los acuerdos no son vinculantes, pero son acuerdos entre las fuerzas políticas con represtación parlamentaria y acuerdos entre representantes de las bancadas asambleístas, y eso tiene su propio peso específico.

Ahora bien, el que existan desacuerdos, aun entre los asambleístas y algunos movimientos sociales e instituciones, con las conclusiones finales de este consejo, no es argumento para pensar en sepultar definitivamente al proceso constituyente y tampoco para predecir categóricamente y a ciencia cierta su tácito fracaso. Por ello es lícito afirmar que es interesada toda afirmación de que la Asamblea Constituyente ya ha fracasado.

Los que afirman que la Asamblea Constituyente ha fracasado; o desconocen el proceso o sencillamente se constituyen en portavoces del pesimismo muy peculiar de aquellos que viven contentos con lo que son y tienen, y se dan cuenta que lo que tienen y lo que son, es gracias a aquellos que les han quitado todo y a quienes no se les quiere reconocer lo que son. En otras palabras, hay quienes quieren difundir el slogan de que la Asamblea Constituyente ha fracasado para contraer el proceso de cambio que demanda la sociedad boliviana y convencer a que no se ensaye en muchos años una nueva “Aventura Constituyente”

Afirmar que la Asamblea Constituyente ha fracasado es infantilismo político o racismo encubierto. Solo de esas dos fuente puede emanar posturas que especulen con que la Asamblea ya no está vigente.

La Asamblea Constituyente en el campo de los recursos jurídicos incorporados a la actual CPE es una de las mejores opciones de encuentro, deliberación y acuerdos nacionales. Curiosamente no es una concesión liberal; es más bien el resultado de años de lucha de los pueblos y naciones indígenas en la construcción y transformación de formas superiores de organización política.

Por último toca dar respuestas a la preguntas de que si la asamblea constituyente debe cerrarse de manera temporal o definitiva.

Jurídicamente es posible que se pueda plantear el reemplazo de los actuales constituyentes por nuevos constituyentes. Pero plantear cerrar la Asamblea Constituyente definitivamente es desconocer las reformas que se han hecho en el año 2004 a la CPE,. Categóricamente la Asamblea constituyente no puede cerrarse definitivamente. No mientras la CPE de Bolivia siga siendo tal.

Cerrar definitivamente la asamblea constituyente, es como querer anular definitivamente el voto universal para elegir representantes camarales y presidenciales. Es quitarle al pueblo una de las bases deliberativas y de gobierno. El artículo 4to de la CPE de Bolivia dice “El pueblo delibera y gobierna por medio de sus representantes y mediante la Asamblea Constituyente….” Quien propone el cierre definitivo de la Asamblea Constituyente es quien implícitamente propone el cambio de un artículo de la actual CPE. ¿Pero? Claro que hay muchos “peros”.

Bajo el tenor del artículo mencionado, la Asamblea Constituyente no puede cerrarse definitivamente, como no puede cerrarse el parlamento o cerrarse el poder judicial de manera definitiva. La historia de Bolivia no conoce un cierre definitivo de alguno de los poderes constituidos y tampoco de algunas instancias deliberativas o de gobierno. La historia nos muestra siempre incorporaciones de nuevas formas deliberativas y de gobernabilidad. Los políticos novatos y aprendices de analistas no se percatan de los niveles de trascendencia que adquiere la institucionalidad al ser constitucionalizada, por lo menos en los parámetros democráticos -liberales.

Tampoco cabe el cierre temporal, eso sería dictadura. Lamentablemente o para bien, en la actual Constitución Política del Estado de Bolivia, en ninguna parte se menciona los casos que ameritarían el cierre de la Asamblea Constituyente y tampoco se construyó una normativas de receso, de renovación parcial o total. Todo el arsenal ideológico político se dirigió a normar la elección de los constituyentes, darle un poco seguridad jurídica y asignarle la misión de redactar la nueva Constitución Política del Estado. Pero no fue mas lejos y tampoco fue más organizado. La reforma constitucional del 2004 y la ley de convocatoria de convocatoria a la Asamblea Constituyente, son incompletas, son insuficientes para interpretar los nuevos acontecimientos políticos y en ellos radica la actual fragilidad de la vida política nacional. Al priorizar coyunturalmente un hecho político sin sustento normativo sólido de todo un ciclo de funcionamiento es claro que todo evento político que de él salga será inestable.

A manera de hacer un recuento de poco mas de un año se observa que: a).- Las elecciones de los constituyentes se llevaron a cabo de manera aceptable. b).- La seguridad jurídica del cónclave está en tela de juicio junto con la independencia con respecto a los poderes constituidos, c).- La misión no la cumplieron en el tiempo establecido, a ellos se debe agregar que d) No les permitieron trabajar libremente y en base al mandato expresado en la Ley de Convocatoria; e).- La sociedad civil y las instituciones cívicas no les prestaron la ayuda que ellos necesitaron en unos casos, en otros demandaron mas de lo que podían comprenderse racionalmente y por último f) .- A los constituyentes los consideraron o trataron como personas no deseables en algunas regiones.

Sintetizando el contenido del presente escrito, es factible mencionar conclusiones relevantes y entendibles en la coyuntura:
Los obstáculos por los que está atravesando la Asamblea Constituyente, no son atribuibles a los constituyentes. Muchos de estos obstáculos ya estaban presentes antes de la instalación del cónclave y visible a los ojos de los líderes políticos que apresurados no se dieron tiempo para reflexionar y diseñar sus proyecciones favorables, y otros obstáculos simplemente se dieron en el proceso.

La sociedad civil aun no asume la responsabilidad histórica que tienen al frente y la necesidad de comprender que en todo proceso las cosas tienen un avance cuantitativo y salto cualitativo. Muchos procesos aun no han madurado, otros se están gestando y otros hay que iniciarlos, pero no todos van a tener los resultados deseados en un mismo tiempo y espacio.
La Asamblea Constituyente es un proceso sistémico que se vive por la existencia de un conjunto de procesos maduros e interrelacionados, y a punto de dar saltos cualitativos, pero también es un proceso que se va potenciando con la incorporación de procesos nuevos. Es inconcebible y antidialéctico pensar que los proceso en gestación tengan mas fuerza que los maduros y los listos a cambiar de calidad.

La Asamblea Constituyente es un proceso que necesita revitalizarse con lo nuevo y con la creación de nuevos ciclos políticos, económicos y sociales, por ello se debe pensar en una Carta Magna sostenible y de utilidad a nuevas generaciones.

Por último la Asamblea Constituyente, no ha fracasado, no va a fracasar y tampoco puede cerrarse. La asamblea constituyente está madurando, con viejos y nuevos procesos, unos que han concluido su ciclo y no quieren ser parte de otros ciclos negándose a si mismos, otros que van potenciándolos de manera continua y otros que apenas empiezan viabilizarse.
Ahora bien, el cónclave constituyente es apenas un parte de todo el proceso de constitución boliviana, pero al no tener una norma de renovación total o parcial de sus integrantes y no tener una norma de suspensión, cierre o clausura, debemos esforzarnos para que cumpla con su misión, esa misión es redactar la nueva Constitución Política del Estado. Ya luego tendremos tiempo para aceptarla o negarla. Eso está muy bien y de manera clara legislado en la Ley de Convocatoria.

Si en algún momento los involucrados en la incorporación de la Asamblea Constituyente en la CPE creyeron que el asunto era semejante a la incorporación del referéndum o consulta popular, pues se equivocaron totalmente, quienes creyeron que era suficiente con darle un tiempo de vida o vigencia, también se equivocaron. Se debe empezar a creer que la Asamblea Constituyente no es la de 1825 y no será nunca más una comisión o instancia desgajada del congreso nacional.

A la Asamblea Constituyente, apenas estamos conociéndola, por ello es prudente que la sociedad y sus instituciones se distensionen por poco menos de dos meses, y dejen que los constituyentes, con sus defectos y virtudes, con sus grandezas y mediocridades, con sus disensos y consensos establecidos, trabajen libremente, sin presiones y reconociendo que hay muchas cosas que faltan por hacer, hay que mostrar voluntad política y gastar menos energía en entorpecerla.
Se trata ahora de hacer lo que en su momento quisieron que se haga, ya habrá más tiempo para mejorar las cosas que ahora se quiere y no se puede.

Carlos Alejandro Lara Ugarte

Santa Cruz, 3 de noviembre de 2007.

martes, 23 de octubre de 2007

Consideraciones Reflexivas a Manera de Evaluar el Proceso Cosntituyente

CONSIDERACIONES REFLEXIVAS A MANERA DE EVALUAR EL PROCESO CONSTITUYENTE

Por Carlos A. Lara Ugarte [i]

¿Los bolivianos queremos una nueva Constitución Política del Estado?
Sería una locura llevar esta pregunta a un referéndum, pero me parece acertado hacerlo en escenarios apropiados para reflexionar individualmente o de manera colectiva.
La reflexión para que tenga sentido, en la actual coyuntura principalmente, debe llegar con fuerza a las instituciones, a los líderes y a las personas movilizadas con impacto político; en otras palabras la reflexión deben hacerla los cívicos, los líderes de partidos políticos, los miembros de los poderes constituidos, los dirigentes de los movimientos sociales, los directores de programas radiales y televisivos, los trabajadores y asociaciones de la prensa, los líderes de opinión y otros que han propiciado la creación de la Asamblea Constituyente y de los que ahora los han llevado a un receso.
Si volvemos a leer la pregunta inicial es probable que mas de los dos tercios de la población lleguemos a concluir que es necesario reformar o cambiar la actual Constitución Política del Estado, claro que pondríamos nuestros peros, pero al fin de cuentas aceptaríamos modificarla. Sin embargo, ¡Siempre hay un sin embargo! a estas alturas del conflicto, cada uno de nosotros ya no quiere ser un número más que suma la opción de querer el cambio de la constitución, de hecho ya es una demanda incorporarse al debate constituyente y ser también parte de las opiniones ya sea desde nuestras organizaciones o instituciones, o finalmente en la opinión familiar o reflexión personal.
La asamblea constituyente a avanzado y a dejado de ser aquella propuesta y acción estatal que muy pocos se interesaban o muy pocos la comprendían desde su misma significancia o repercusión política inmediata.
La Asamblea Constituyente está en proceso de socialización y en creación de nuevos imaginarios, por ello debemos reflexionar, no en el marco de un número estadístico, sino en el pleno sentido de nuestros atributos de pensar, intencionar nuestros actos, deliberar, concertar, desarrollarnos material y espiritualmente y sobre todo bajo la premisa de constituirnos voluntariamente en una nación o entidad colectiva con una visión compartida. Ante esto, será adecuado motivarnos en base a una pregunta o preguntas claves que nos puedan llevar a descubrir nuestras necesidades y las necesidades de los otros, nuestras expectativas y las expectativas de los otros, nuestras esperanzas depositadas en la constituyente y las esperanzas de los otros, simplificando: la reflexión debe llevarnos a procesos de empatía colectiva.
Toda pregunta de motivación al tema o de reflexión nos debe encaminar a un proceso constituyente desde la continuidad de la norma establecida o desde la posibilidad de encaminarla a una reingeniería con el fin de potenciarla y no debilitarla. Esa determinación tendría que acordarse en los próximos días, no dejarla en términos extremadamente ambiguos. En torno a estos dos puntos es precisamente todo lo que se argumentará y se tratará de mostrar en el presente trabajo, ya que de la respuesta que se tenga sobre el dilema es que se podrá sacar las conclusiones que vayan a afirmar el colapso del proceso constituyente o potenciar la apertura creativa de una asamblea fortalecida y renovada.
Hasta ahora, todo parece marchar y seguir la estrategia de la continuidad de la norma establecida o la vía de la concertación con sustento jurídico. Esta opción está llevando a los protagonistas e instancias de mediación o facilitación del conflicto a manejar el mismo con un sentido de hermetismo justificable y fundado en sus temores por efecto de los roces discursivos, en las diferencias ideológicas y diversidad de intereses expuestos en la constituyente. Sin embargo, es evidente que se avanza y cada día hay un nuevo resultado. En esta estrategia es cuestionable y por ello necesita altos niveles de confiabilidad y honestidad, debido al desgaste de los enfoques operativos que ponen énfasis en la búsqueda de soluciones pragmáticas y en base a pactos políticos. Esta manera de enfocar la continuidad del proceso puede ayudar a evadir o desviar el rumbo del conflicto, paliando la totalidad del proceso y dando margen adecuado de acción a corto plazo, pero es en última instancia un enfoque coyuntural y de corto plazo, completamente inestable, mas si tenemos como antecedentes al presente proceso de diálogo la violencia callejera y mediática vivida en los días anteriores al receso de la Asamblea Constituyente.
La otra mirada estratégica es el de la reingeniería. En este enfoque, la reflexión nos debe llevar a determinar con cierta precisión los puntos que están interfiriendo el proceso constituyente y los puntos que nos traerá más desencuentro que encuentro, además de aquellos peldaños jurídicos y de legitimidad que soportaran toda la carga del trabajo de reingeniería.
Y siempre pensando en la premisa inicial que es la de cambiar la actual constitución política del estado y potenciar el proceso constituyente, nos acercamos a analizar el proceso mismo.
Si queremos hacer transformaciones profundas a la Asamblea Constituyente, identifiquemos primeramente aspectos relevantes de la ley especial de convocatoria a la Asamblea Constituyente. Este es el primer soporte jurídico del proceso constituyente
Entendamos que la Ley especial de convocatoria a la Asamblea Constituyente de manera contundente fracturó la supremacía de la Constitución Política del Estado y fue el principio ideal para desmitificar la predominancia de la democracia liberal representativa en la Constitución Política. Esto inestabilizó la democracia liberal desde su misma base y principios, y por ellos se constituye en una estocada certera a los sectores conservadores. De eso ya no debe caber duda. Muchos no quisieron verlo así, pero ahora los hechos son evidentes. A estas alturas ya no es posible negar que la Constitución Política del Estado es albergue y protector de su sepulturero.
Ahora con esta certeza de por medio, mas las anteriores apreciaciones mencionadas mas arriba, es prudente partir de la idea de que la nueva visión jurídica, económica y social de Bolivia es indisoluble de la Asamblea Constituyente, aún la nueva constitución política esté en su etapa de gestación. Es decir que la visión estructural y constructiva de país, solo es posible en el marco de la Asamblea Constituyente.
Acoplando más experiencia a las ideas anteriores, recordemos que la asamblea constituyente responde a una agenda de pacificación a fuertes movilizaciones de obreros, campesinos, juntas vecinales y otros sectores, y nace de movilizaciones permanentes de los pueblos originarios del oriente boliviano. La asamblea se desarrolló en medio de especulaciones teóricas de intelectuales y se posesionó en sectores urbanos como una opción alternativa para crear instrumentos jurídicos que elimine la alta corrupción, mejorar cualitativamente la participación política, reconocer la formas ancestrales de práctica democrática, valorar la dignidad nacional, plantear principio y valores comunitarios, reorganizar la administración estatal en base a autonomías departamentales y territoriales y otras tantas opciones que desde la misma asamblea constituyente se fueron visualizando, incluyendo la capitalidad plena.
Estas especulaciones y preferencias opcionales existentes y manifiestas a través de los últimos años ya están posesionadas en la sociedad boliviana, suficiente argumento para afirmar que toda nueva tarea no puede borrar, clausurar o ignorar la asamblea constituyente: es imposible. El país, bajo nuevos cánones y proyectos hasta ayer marginados, se está constituyendo de manera continua y acelerada y ante las objeciones interpuestas por sectores conservadores y defensores de la democracia liberal, se va imponiendo respuestas creativas y con alta capacidad de triunfo, eficacia y eficiencia. Es acá donde en definitiva podemos hablar de una reingeniería como forma de superar su eventual estancamiento e inseguridad.
La asamblea debe salir de su estancamiento y su inseguridad jurídica en torno a la legalidad y legitimidad. . Necesita entrar una nueva etapa de manera airosa y convincente ante las mayorías, y ante la totalidad superando el estancamiento alimentado por la vía de las demandas conflictivas y de alto impacto regional, y revalorizando su rol transformador que le ayuda a superar la inseguridad que le ha propiciado el poder constituido, en especial el legislativo, no solo en la ley de modificación a la Ley de convocatoria a la Asambleas, sino desde mucho antes.
Bueno veamos de manera global donde se han dejado puntos débiles en el proceso. No vamos a analizar todo, pero partiendo de la ley especial de convocatoria podremos encaminar toda nuestra batería de análisis y proyecciones de la asamblea constituyente.
Ya muchos críticos han bombardeado bastante con lo que la ley especial de convocatoria debía haber dicho y lo que no debía haberse escrito. En eso creo que vale compartir con muchos críticos, pero lo haremos exponiendo una serie de hechos que dejaron una exagerada ambigüedad. Así por ejemplo; La Ley de convocatoria a la Asamblea podía haber aclarado en el artículo 2º si la Asamblea era originaria o derivada, por todo lo que se espera ahora es claro que debía haberse ahondado en algunas características en torno a una asamblea originaria. Esto para empezar hubiese significado un ahorro de tiempo y desgaste del cónclave. Lo mismo decimos para los dos tercios y la mayoría absoluta. Con esos dos puntos definidos para no dar opciones a dos o mas interpretaciones, antes de saber los resultados de la elección de los constituyentes las cosas se hubiesen simplificado o al menos los problemas hubiesen empezado mas antes y tener tiempo a resolverlos con mas cuidado. Lo mismo podemos decir de la capitalidad plena, aunque este posiblemente ya en las discusiones de las comisiones podía haberse incluido o desecharlo definitivamente.
Dos cosas ocurrieron en la redacción de la ley especial de convocatoria.: Los líderes políticos en el poder ejecutivo y legislativo y los cívicos no pudieron predecir las variantes y visualizar los cambios y exigencias a las que llevaría una asamblea constituyente o presionados por los desacuerdo políticos y los límites de tiempo para la promulgación de la ley de convocatoria, concertaron en un proyecto sin mas miras que resolver un problema cortoplacista cuando en verdad demandaba mas cuidado y mayor compenetración del tema. Demandaba mayor análisis.
Cuando decimos mayor análisis, es posible echarle la culpa a una población que presiona y pone plazos, pero no debe quitar responsabilidades a quienes manejan el estado y las instituciones sino supieron utilizar herramientas e instrumentos científicos para medir y aproximar el curso de los nuevos acontecimientos y sobre todo los que derivarían de la Asamblea Constituyente. El futuro casi siempre es ambiguo, pero muy rara vez impredecible, al menos en tiempos cortos.
No se puede negar los esfuerzos hechos por los líderes de partidos, cívicos y otros. Sin duda hubo sus intersticios en los procesos de concertación y de pactos políticos, pero ellos, de alguna manera no debían complicar y oscurecer más el proceso constituyente cuando, al contrario su labor es resarcir los daños.
Con está experiencia nos parece que se debe ir ahora pensando en opciones mas meditadas y dejar a un lado los pactos políticos que presiones el accionar de la asamblea, a cambio optar críticamente por caminos que lleven al proceso Constituyente a emerger con soluciones y actitudes comprometidas con el cambio y las transformaciones sociales desde su medio de concertación y deliberación. Pues es necesario compenetrarse de una vez por toda en el proceso constituyente para deslindar temores y aceptar concientemente que la asamblea constituyente es independiente de los poderes constituidos y que necesita de muchos cuidados y atenciones, más que de agresiones, pues la asamblea tiene que empezar a caminar sola. El único pacto que tiene sentido es el de dejarlos resolver los problemas sin presiones, sin intromisiones y sin paternalismos denigrantes.
Y ahora, ya no para reprochar, sino para tener claramente identificado a que nos referimos cuando en esta última afirmación hablamos de intromisión y paternalismo denigrante. La intromisión del poder legislativo esta presente y expuesto en la ley especial de modificación a la ley de convocatoria a la asamblea constituyente, sobre todo en lo que se refiere a la redacción de las preguntas a presentarse en el referéndum dirimidor. Esto definitivamente no debía existir. “Un padre haciendo la tarea del hijo opa” eso es lo que representa el hecho y ese el paternalismo denigrante que vestido de contenidos discursivos y de opiniones de la existencia de “Constituyentes sin conocimiento o analfabetos” buscan ahora su rédito mas inmediato: hacerse cargo de la redacción del nuevo texto constitucional o realizar las modificaciones que puedan concertarse en una democracia pactada.
Y esta idea también nos lleva a otro punto que ha desgastado a la Asamblea Constituyente, la influencia y la presión que el poder ejecutivo a empleado hacia los constituyentes de la bancada del MAS y la influencia con alta carga ideológica conservadora y de sabotaje a la Asamblea Constituyente por parte de los constituyentes de PODEMOS, UN y MNR. Y tampoco se libra de esta intromisión el poder judicial, primero con el caso de Jorge Lazarte y posteriormente con el caso de la capitalidad plena.
¿Es acaso ahora necesario seguir bajo esta lógica de intervención en el asamblea Constituyente? Bueno si sigue así no esperemos más que su colapso, o encaminarla al maquiavélico y denigrante traspaso de responsabilidades al poder legislativo.
Pero sigamos valorando el proceso, lamentablemente la Asamblea Constituyente tuvo que absorber todos los males y todo el desprestigio de los poderes constituidos, mucha gente pensó que se trataban de nuevos diputados, y así se pasó toda la carga negativa de los diputados a la asamblea constituyente, pero no solo de los diputados, sino toda la lucha ideológica y sus diferencias entre la oposición y el oficialismo fueron traspuestas a través del debate y la deliberación. En esas circunstancias no lo quisieron entender, pero para la asamblea era necesario deshacerse de ese estigma y no lo hicieron de la amanera apropiada.
Consecuencia de este hecho y en base a una evaluación de la correlación de fuerzas, en la redacción del reglamento de debates, a los constituyentes les costo declararse en Asamblea Originaria y reconocerse por encima de los poderes constituidos, en teoría después de mucha brega lo logró, pero en la práctica nunca lo asumió. Es lacerante evaluar el tiempo que llevo construir el nuevo instrumento institucional del Estado y la magnitud de las diferencias y desacuerdos causadas y ahondadas en los debates. Ahora, es claro que en puntos aparentemente irrelevantes políticamente hablando, no encontraron obstáculos para independizarse, incluso de su cordón umbilical (La ley de convocatoria) con aparentes contradicciones. Lo que a continuación mencionamos no nos lleva a nada relevante pero nos permite ver la carencia de un trabajo fino en el reglamento de debates. Por ejemplo desde el reglamento de debates se otorgan el derecho a que “Las y los Constituyentes, en ejercicio de sus funciones, percibirán una asignación económica que les permita cumplir eficaz y dignamente su función, la misma que será fijada en el Presupuesto Anual de la Asamblea Constituyente”.(Art 82º - Inc.-d) refiriéndose a la remuneración, pero mas abajo en el artículo 91º del reglamento de debates se expone que “Las y los Constituyentes percibirán una remuneración mensual similar a la de un Diputado Nacional” que es lo que precisamente manda la ley de convocatoria.
De esta manera de redactar o de enfocar un reglamento de debates se pueden sacar varias conclusiones, pero no nos interesa tal como lo dijimos arriba. Lo que nos interesa resaltar es que los propios constituyentes se atuvieron a debatir problemas conflictivos mas que a preparar un ambiente de encuentro y concientización de la realidad nacional y internacional, de las necesidades de transformación y del rol de los nuevos actores políticos y empaparse de la problemática nacional. .
Los hechos y las deliberaciones en plenarias ponen en evidencia que la Asamblea, durante la deliberación del reglamento de debates quiso resolver el viejo problema de la izquierda y la derecha a nivel nacional. Quiso resolverlos en unos cuantos días lo que no se pudo hacer ni con la caída del muro de Berlín y la Perestroika. Las bancadas se atrincheraron en dogmas y desde allá petardearon sin medida ni gloria. Si algo bueno podía dar este clon de la cámara baja, hubiese sido que se convierta en un cernidero de problemas y un clasificador de opciones y alternativas de solución, pero no fue así, y por el contrario solo definió campos de batalla y una guerra de posiciones concertadas.
Con todo ello se avanzó en merced al empuje de los movimientos sociales, los pueblos indígenas y sectores urbanos interesados. Lamentablemente el empuje no fue mediatizado y trabajado por la Asamblea Constituyente de manera adecuada, entre sus descuidos está haber dejado que todo ocurra al libre albedrío, sin constituirse en un conductor y acopiador eficiente y eficaz de propuestas.
Hoy el debate se están centrando en tres o cuatro puntos, pero eso no quiere decir que otros ya hayan sido salvados, No eso no, después de esos tres o cuatro se vienen los restantes. ¿Cómo serán tratados los subsiguientes temas de alto disenso? Estratégicamente y por formalidad acordada en el reglamento de debates, son las comisiones mixtas donde se deben depositar las esperanzas. No es posible que sean trasladados fuera del recinto asambleísta, sino ¿Para qué el reglamento de debates?
Lo que se debe cuidar es el de no seguir debilitando funcionalmente y operativamente a las comisiones mixtas, comisiones especiales, comisión de coordinación cuando está establecido que a partir de la sistematización, después de la recepción de propuestas de la ciudadanía la próxima etapa altamente técnica y cuyo laboratorio de trabajo, si queremos así llamarlo, debe desarrollarse por los comités y en especial por la comisión de Concordancia y Estilo del Nuevo texto de la Constitución Política del Estado. Estas comisiones deben trabajar sobre insumos claros, concertaciones y acuerdos. No es posible que estas comisiones desperdicien su potencial acordado en el ámbito procedimental y la asamblea de más argumentos a los poderes constituidos y a las instituciones de corte liberal para suplantarlos. Opción que ya se viene tejiendo a través de los medios de comunicación, después de que los diputados, en definitiva se metiesen a ser los salvadores de la Asamblea Constituyente con la mentada ley de reforma a la Ley de Convocatoria. Definitivamente lo que hicieron los padres de la patria fue complicar el trabajo de los Comités y por ende de la asamblea cosntituynete. La Ley solo debía haberse abocado a ampliar el funcionamiento de la asamblea y nada más, talvez hasta un año, dos o tres, pero no entrometerse.
Ahora acumulemos más elementos para evaluar y salir de la crisis.
Hasta ahora, una de las comisiones que debía constituirse en el eje guía para el conjunto de las 20 comisiones y además tendría que haber sido la “Guía” de las comisiones mixtas y los comités, es la Comisión Visión de País. El informe de esta comisión no ha sido recibido de manera formal y aprobada por la directiva tal como exige la ley de reforma a la convocatoria.
En el presente escrito hacemos referencia al reglamento de debates debido a que un primer punto a tratarse el 8 de octubre, fecha de reiniciación de la plenarias, tendrá que ser la reformulación del reglamento de debates en virtud a la ley de reforma a la ley de convocatoria. Un segundo punto será la aprobación del informe y el debate en plenaria de los informes de la comisión Visión de País, y solo entonces se puede esperar que la Asamblea tome un mejor rumbo, lógicamente si se logran consensos en torno a los informes de Visión de país, que en realidad se la debe considerar la parte dogmática y eje constitucional.
¿Será prudente empezar a discutir nuevos temas cuando no se haya concertado el Estado Plurinacional? Tal ves no sea lo mas prudente, pero con los interese creados por fuera de la asamblea es posible; los nuevos pactos y acuerdos políticos abren esa posibilidad. Si este planteamiento se lanza al referéndum dirimidor, lo que se estará haciendo es establecer dos categorías para aglutinar dos grandes bloques de preguntas dirimidoras que en los hechos significarán dos constituciones. Primer desastre para la Asamblea Constituyente. Esto ya pesaría y en definitiva mostraría la chatura de la oposición y de la vanguardia ideológica cruceña. ¿Por qué tal afirmación? Sencillo, por que una de las mayores demandas históricas de los líderes cruceños radica en el Estado Federal. Lo hizo Andrés Ibáñez y lo demandaron los cívicos del 50. Las autonomías son hijos de esta demanda. Pues de todas las propuestas existentes en la asamblea constituyente la que más se acerca a las demandas cruceñas se plasman en la propuesta del Estado Plurinacional.
Increpando esta posibilidad, es decir salvando el disenso del Estado Plurinacional, nos animamos a listar algunas consideraciones técnica a tomar en cuenta, puede haber otras sin duda, pero tenemos razones para enfatizar las siguientes:
Primero, se debe seguir la línea marcada por la Ley especial de convocatoria, apoyándose en la ley de reforma a la ley especial de convocatoria solo para el caso de su ampliación y dejar a un lado la intromisión del poder legislativo y judicial.
Segundo, Preocuparse por revisar las contradicciones operativas en el reglamento de debates, poniendo en segundo plano las diferencias ideológicas.
Tercero; Enfatizar en la necesidad y obligatoriedad de presentar a la población un solo texto constitucional, no uno por mayoría y otro por minoría.
Cuarto: La figura del referéndum dirimidor es alentadora, pero solo si previamente se logra consenso en Visión de país y el Estado Plurinacional.
Quinto: La redacción de las preguntas dirimidoras deben ser redactadas en la Asamblea Constituyente. (Posiblemente en un comité concertación y uno de concordancia y estilo) y el poder legislativo tiene que proponerse dejar de entrometerse mas en la redacción del nuevo texto constitucional.
Sexto: Lo poderes constituidos deben limitarse a garantizar la continuidad de la Asamblea Constituyente y junto a las instituciones promover la deliberación sin presiones externas de la Asamblea Constituyente. La Asamblea Constituyente es soberana, (pero lamentablemente parece no haberse aun “destetado”) y de una buena vez debe dejar de trabajar subordinándose a los poderes del estado y a las instituciones.
Sobre este último punto seamos críticos, y tengamos la capacidad de autoevaluarnos no solo los representantes de los poderes constituidos, sino las instituciones y la población en general. Un recuento del proceso no debe dar pautas de reflexión.
Cuando en la década del 1990 adelante se iban tejiendo la idea de la asamblea constituyente los pueblos indígenas del oriente boliviano parecían los únicos interesados y constructores de imaginarios colectivos en el ámbito de proceso constituyente. Posteriormente se dibujó el proyecto en propuestas institucionales y en muchos intelectuales, hasta convertirse incluso en propuestas proselitistas entre los pueblos indígenas, agrupaciones ciudadanas y partidos políticos. La ley de convocatoria a la Asamblea Constituyente y su instauración fue, como dice el reglamento de debates “ un acontecimiento político extraordinario” que “emerge de la crisis del Estado, deviene de las luchas sociales y se instala por mandato popular”.(Art. 1º).
Interpretando la realidad, las leyes y el contenido del artículo 1º, La Asamblea Constituyente tuvo un principio y tienen que tener un final. Pero debe ser de la forma en la que ya está escrito, es decir como la escritura determina cuando le dio vida y como la escritura determina que muera cuando cumpla su mandato, que es el mandato del soberano. La Asamblea Constituyente es parte de un proceso de transformación social, económica y política que existe, como todo proceso con altibajos y entremeses fluctuosos, entre momentos de alta conciencia y momentos de extrema apatía.
Quienes han podido hacer un seguimiento cercano de parte del proceso, por lo menos en Santa Cruz, y posiblemente en otros departamentos, puede darse cuenta que la maduración o evolución del proceso constituyente ha sido diferenciada en el campo y en la ciudad; en mayo del 2006, etapa pre-constituyente, los movimientos sociales con ascendencia campesina, indígena, originaria, mostraron mas interés y mayor participación que los sectores urbanos organizados. De sectores quechuas, aymaras, guaranies, chiquitanos y otras instancias organizadas de las naciones y pueblos originarios venían las propuestas mas variadas en diversos ejes temáticos, y no solo en el campo de las autonomías. El sector urbano fue representado en esta etapa propositiva por movimientos cívicos e instituciones y corporaciones agropecuarias El movimiento obrero lo hizo muy débilmente. Las ONGs desde los rubros específicos participaron, sobre todo con propuestas de sectores involucrados en la conservación y protección del medio ambiente y con propuestas de sectores vulnerables como son los niños, mujeres y personas de la tercera edad. Las visiones universitarias como tal, no estuvieron a la vanguardia de ninguna propuesta que vaya más allá de la autonomía departamental. La iglesia participó a través de la PASOC y los sectores intelectuales se limitaron a posturas mediáticas, salvo trabajo elaborados en torno a la propuesta Autonómica, era de esperar debido a la fuerza que le imprimía el referéndum vinculante. Entre los hechos más relevantes.
La etapa constituyente en sí, con el debate de la asamblea originaria y los dos tercios, se difundió y de esa manera se fortaleció el proceso, pero se debilitaron sus formas de debate, sus componentes ideológicos y sus recursos técnicos y operativos. Por este lado atacaron los sectores conservadores; atacando de la mejor manera a la “Dictadura de izquierda originaria” y defender la democracia citadina. Los bueno es que ya la población interesada en el proceso constituyente se fue ampliando o en apoyo o en rechazo. La Asamblea Constituyente, por fin encontró el rumbo que debía haberse dado desde un principio.
En Santa Cruz, y en otros departamentos, las audiencias públicas y los foros territoriales motivaron a la población a presentar propuestas y participar de manera acordada en el proceso constituyente, lamentablemente por las peleas de los dos tercios, la asamblea originaria y el debate de posturas en contra la izquierda comunista y el referéndum vinculante, los foros territoriales se convirtieron en espacios físicos del violencia políticas entre los movimientos sociales y los comités cívicos, entre sectores citadinos que se sentían desplazados del proceso y sectores indígenas que asentaban posiciones. En mayo o junio del 2007 los medios de comunicación se apropian del debate constituyente, pero no para hacer aportes significativos, sino para resaltar y magnificar los problemas y las divergencias.
En este periodo, llama la atención, como sectores universitarios asumen la defensa de la democracia, sin haber participado activamente y propositivamente en etapas anteriores. Desde su trinchera de defensa de la autonomía universitaria y en alianza con la defensa de la capitalidad plena mostraron más problemas que soluciones. Estos sectores significativamente estuvieron los primeros momentos ajenos al proceso constituyente y se incorporan de manera relevante pateando las puertas del proceso constituyente. Cuando debían haber expuesto propuestas no lo hicieron, cuando tuvieron que defenderse lo hicieron y cuando empezaron a querer destruir la asamblea constituyente no pudieron. Sin embargo todo va muy bien hasta ahora, nada que justifique una guerra sin cuartel a la Asamblea Constituyente. No hay razones pues.
La razón se impone, y la correlación de fuerzas y de enfrentamientos callejeros es en realidad ya una correlación de propuestas, esta transposición de lo pasional a lo racional significa que muchas acciones ya están incorporadas en la menoría del pueblo; significan aportes a la lucha por las transformaciones sociales, económicas y políticas. La movilizaciones de Sucre, al igual que las anteriores, aquellas de febrero y octubre están selladas en la historia de la asamblea constituyente. La huelga de hambre demandando los dos tercios, los cabildos, los paros cívicos y otras ya están gravadas en la historia como hechos que potencian el proceso constituyente en Bolivia. Es probable que se estén pensando en mas acciones y nuevas propuestas, la historia de Bolivia se ha construido de esa manera y por muchos años mas seguirá ese rumbo, pero siempre es prudente una tregua, siempre ha habido una. Una para dar tiempo a que “la carga se acomode un poco”
Es bueno creer que el proceso constituyente ha madurado, dando como primeros resultados la incorporación de una mayoría de la población en el debate y en la problemática. Ha madurado, porque nos ofrece la oportunidad de pensar sobre una etapa concluida y ponernos al frente otras más, anexándonos un amplio listado de problemas complejos y problemas de fácil abordaje.
Estamos frente a problemas claramente definidos y frente a desafíos sociales que afrontar, nos toca una etapa interesante, establecer que tanto estamos capacitados y dispuestos a soñar con un estado de naciones diversas pujante y dispuesto a construir nuestra soberanía en nuevas condiciones y bajo los nuevos imaginarios colectivos contribuyendo a la unidad en diversidad y desarrollándonos en base a principios y valores compartidos. Ahora ya nadie puede decir que desconoce el desafío y nadie debe escapar del mismo; y sobre todo nadie puede excluirse adrede del presente y menos dejarse excluir.
Confiemos en los constituyentes y confiemos en que hemos hecho todo lo necesario. Es tiempo de darnos una oportunidad cambiando algunas reglas de juego.


Santa Cruz, 26 de septiembre de 2007

[i] REPAC – Santa Cruz

lunes, 22 de octubre de 2007

Visiones y diseño de competencias autonómicas

VISIONES EN EL DISEÑO DE COMPETENCIAS AUTONÓMICAS

Por Carlos Alejandro Lara Ugarte

Desde los acuerdos logrados por la Comisión Política Suprapartidaria y las observaciones de las organizaciones indígenas, en el oriente boliviano sobre las autonomías, se puede trazar una ruta de lectura crítica a las dos propuestas redactadas por la comisión de autonomía de la Asamblea Constituyente para llegar a encontrar sus contradicciones y similitudes
De antemano, por la necesidad coyuntural, la lectura del informe de la comisión se la hace con la idea de encontrar, en las dos propuestas, principios contrapuestos, es de suponer que esto se exprese de manera clara debido a los disensos expuesto a lo largo del debate en la comisión de autonomías y reflejado en los medios de comunicación masiva. Sin embargo es bueno suponer la posibilidad de lo contrario para no caer en apresuramiento y en lo posible dejar a un lado fuertes prejuicios, así buscar, encontrar y trabajar en torno a un punto común. Ese punto ya se encuentra en los Estatutos autonómicos. Pues, ambas propuestas conciben el que las autonomías deben estar normados por un Estatuto de autonomías o Carta magna. Una similitud legal con la Ley Orgánica de Municipalidades dentro un Estado Unitario.
Para la propuesta de las mayorías en la Comisión (MAS y Aliados), ésta redacción tendría que ser regulada por una ley única donde cada entidad territorial autónoma tenga un estatuto o carta magna, redactada por mandato delegado a una Asamblea Autonómica Estatutaria compuesta por asambleístas elegidos por voto directo, universal y secreto con aprobación de los 2/3 en la asamblea y en un referéndum vinculante a la Asamblea Legislativa para su aprobación como ley de la República, en otras palabras el soberano delega responsabilidades por voto universal a un grupo de ciudadanos que trabajen con la redacción de los estatutos autononómicos y de allá se deleguen competencias a los óranos legislativos y ejecutivos departamentales, municipales, territoriales e indígenas.
En la propuesta de las minorías se consideran a los estatutos una cualidad esencial de las autonomías, esto se entiende como una cualidad esencial de la institucionalidad existente’ en los departamentos donde ganó el SI a las autonomías, y cuya función es garantizar un estatuto a través de la Asamblea Legislativa Departamental que después de redactarla pueda ser remitido para su control al Tribunal Constitucional, sometido a un referéndum (mayoría absoluta) y remitido posteriormente al Congreso Nacional para su homologación. En todo caso se trata de una construcción estatutaria apoyado en la institucionalidad existente en los lugares de mas fuerte oposición al gobierno. Esto en definitiva marca el conflicto con las propuestas de las mayorías, pero también nos da las pautas sobre los puntos en disenso que deben tratar en el debate de las autonomías. De hecho ya lo estamos viviendo ante los acuerdos llegados en el comité político suprapartidario en los temas de autonomías territoriales fundamentalmente y las observaciones de la CIDOB.
Lo inevitable de ver en las propuestas autonómicas es la existencia de tres visiones en el campo de la delegación de competencias. La primera responde a una visión de competencias y atribuciones delegadas por el Estado y los poderes constituidos, la otra es la delegación de competencias a una asamblea departamental por parte de las instituciones departamentales para elaborar el estatuto autonómico departamental con atribuciones de autodelegarse competencias en los poderes ejecutivos y poderes legislativos departamentales y la tercera se puntea mas abajo.
Desde un recuento de situaciones y secuencias políticas manifestadas en el departamento de Santa Cruz se concluye que la construcción de gobiernos autónomos desde la visión de autodelegación de competencias es sustentado por una red institucional fuerte y homogénea, que tiene como consigan de presión y defensa la Autonomía de Facto.
La militarización del aeropuerto de Viru Viru y la respuesta institucional de Santa Cruz es por demás elocuente en muchos aspectos, y sobre todo, es una alerta sobre el nivel de responsabilidad con el que se debe llegar a los acuerdos en la Asamblea Constituyente.
Tres preguntas a manera de alternativas nacen ahora ¿Los poderes centrales se someten a las instituciones departamentales, las instituciones se someten a los poderes centrales o tanto poderes centrales e instituciones se someten a un orden constituido y reglamentado desde la Constitución Política del Estado?
Lo último parece lo más coherente y recatado. Y en esa mirada es de suponer que también será recatado en un futuro imediato no buscar que los estatutos autonómicos sean una autodelegación de competencias en el marco del diseño del poder departamental, pero que tampoco sean una imposición que contradiga la riqueza de la institucionalidad construida hasta ahora. Ni para mas arriba ni para mas abajo.
¿Y que de las competencias hacia las autonomías indígenas y territoriales? Por un lado las autonomías departamentales interpelan al centralismo encarnándolo en el poder ejecutivo y legislativo, no lo hacen con el poder judicial. Pues así plantean la creación de competencias para una instancia ejecutiva y otra legislativa, esta última, el órgano legislativo, ya es una ampliación a la autonomía consultada en el referéndum autonómico vinculante. De hecho el referéndum vinculante solo hace referencia a la delegación de competencias al poder ejecutivo departamental. El proceso ha mostrado su propia ambigüedad y por ello plantea nuevos desafíos a la sociedad y los líderes para ir aclarando y resolviéndolo en base a los nuevos signos y mensajes que la dinámica social aporta desde sus movilizaciones, demandas y sobre todo desde una lectura de la realidad económica social y política acorde a los nuevos cambios y nuevas expectativas.
En ello, la autonomía territorial y autonomía indígena no puede ser un apéndice de los poderes constituidos y menos de la institucionalidad departamental. Los pueblos originarios en definitiva no son una institución ni un poder constituido en el marco de la democracia liberal, no son cooperativas, no son movimientos sindicales y tampoco son colonizadores. Al interior de ellas pueden darse estas formas de organización, pero no se las puede reducir a esos niveles de organización social, con esto decimos que tampoco se los puede reducir a la calidad de municipios.
Los pueblos indígenas son naciones originarias que han existido antes de la colonia, antes de la republica y son sociedades o civilizaciones constituidas pero no reconocidas por el estado Boliviano como componente en igualdad de condiciones y derechos dentro distribución administrativa y territorial. En parte esto lo reconoce la propuesta del MAS, pero no deja de proyectar a las autonomías territoriales e indígenas desde una mirada que asemeja a la mirada de municipio indígena. En definitiva, los pueblos y naciones indígenas no se las debe ver como instituciones liberales
Por ello la autonomía territorial e indígena debe ser discutida e incluida en los consensos de la Asamblea Constituyente, adicionando al discurso otros elementos ¿Cuáles?
Una primera y fundamental es la apertura a nuevas fronteras y criterios en la organización social. Esto es dejar abierto en la constitución esta construcción y no cerrarla. Para ello no es suficiente constitucionalizar el convenio169 de la OIT y la Declaración de Naciones Unidas sobre los pueblos indígenas, sino dar un camino de certidumbre a los pueblos y naciones originarias de que no serán absorbidos por las sociedades asentadas en las metrópolis urbanas y el Estado no interferirá su desarrollo diseñado para manejar y perfeccionar sus propias normas, costumbres, administrando sus recursos naturales, desarrollando los procesos educativos, económicos y sociales acordes a sus necesidades de crecimiento y por cierto con mecanismos y estructuras de poderes constituidos desde sus visiones propias.
Esta es, en definitiva una tercera manera de demandar el ejercicio de la autonomía y la posibilidad de trabajar en los estatutos autonómicos. Claro está que no encierran argumentos para definir socialmente una autonomía de facto, y tampoco muestran un sometimiento al poder central desde la alianza estratégica formado con el partido en función de gobierno. Pero, si la Asamblea hace oídos sordos a la visión y a las condiciones en las que las naciones y pueblos indígenas quieren participar del nuevo pacto social, tendremos una sociedad urbana que siga atacando la lengua originaria, las costumbres y valores, en otras palabras y por usar un concepto mas aglutinador de estas barbaridades sociales, tendremos a comunidades indígenas en proceso de neocoloniación permanente y donde la respuesta mas inmediata se la defina en el marco de estrategias de resistencia o estrategias de sometimiento; eso en política se llama violencia.
Para resumir, los consensos en el tema de autonomías están madurando y con ello los temores a divisiones o fragmentaciones territoriales tienen que superarse desde el encuentro de las miradas de autonomía que ya se plantearon, por ahora ya no es necesario inventar mas y por el contrario es menester concretizar con criterios de unidad en los ámbitos de nuestra diversidad, tratando creativamente de que todos se sientan incluidos y nadie excluido.


Santa Cruz, 22 de octubre de 2007

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Profundización y Tranformación de la democracia Liberal

PROFUNDIZACION Y TRANSFORMACIÓN DE LA DEMOCRACIA LIBERAL
Por Carlos A. Lara Ugarte

Las decisiones emanadas de una asamblea de ciudadanos en contraposición a las decisiones tomadas por un rey o por un emperador era lo que los griegos llamaban gobierno del pueblo o democracia, y como los atenienses no consideraban ciudadanos a los esclavos ni a las mujeres podemos hablar de una democracia excluyente con contradicciones y dinámicas sociopolíticas particulares.
Bolivia a vivido una “democracia” cualitativamente excluyente con semejanzas a la democracia ateniense hasta antes del voto universal incorporado después de la revolución del 52, también con sus propias contradicciones y dinámicas sociopolíticas, económicas y religiosas.
La democracia boliviana ha ido tomando variados rumbos, en muchas etapas comparables con las democracias de sociedades milenarias y en otras con modelos de democracias implementadas en sociedades contemporáneas, hasta llegar, por el mismo desarrollo de la sociedad boliviana a una etapa que demanda incorporar elementos propios del imaginario colectivo y de las prácticas ancestrales de los pueblos originarios.
La incorporación de imaginarios colectivos y experiencias de alto contenido democráticos se ha ido generando a partir de, y generando al mismo tiempo, procesos de demandas reivindicativas económicas, sociales, religiosas, culturales, etc. desde antes y durante la vida republicana, tanto en materia constitucional como en ámbitos de praxis política.
Y esta realidad, la expuesta en el párrafo anterior, es necesaria empezar a procesarla, no como una mera descripción de hechos sino cualificándolo desde categoría teóricas para entender el estado actual de la democracia en Bolivia. El materialismo histórico como método de análisis nos puede llevar a entender las contradicciones existentes entre organizaciones o agrupaciones conservadoras frente a colectivos críticos de transformación y profundización de la democracia con objeto de obtener, desde el debate y la deliberación constituyente, más explicaciones y referencias teóricas - prácticas de la democracia en Bolivia
El asunto en cuestión puede partir de la idea de profundización y transformación de la democracia liberal representativa. Entonces ¿Cómo identificar quienes intentan profundizar o transformar la democracia liberal y quienes no?
Un buen indicador para entender la profundización de la democracia puede encontrarse en los imaginarios radicales expuestos en procesos sociales, económicos y políticos que dan fe de una visión de sociedad sin estado; que no es precisamente la visión sacramentada e inmaculada del Estado y la institucionalidad defendida por políticos e ideólogos conservadores y defensores de la democracia representativa liberal. En realidad ya hacemos referencia en este párrafo a dos concepciones claramente representadas en el proceso constituyente en Bolivia. Uno con la reforma superficial a la democracia representativa liberal y otro con la profundización y posterior transformación de la democracia liberal.
Y aunque el imaginario radical, para avanzar en la democracia, como lo decíamos mas arriba, demanda una visión de sociedad sin estado, en un principio no pidamos que se deshagan de la idea del Estado, pero invitemos por un momento a imaginarse una sociedad más democrática que la actual. Invitemos, a radicales y no radicales a que no piensen en potenciar el Estado, sino a que piensen en fortalecer la democracia. ¡Pensemos en algo que profundice la democracia!
Si alguien ha pensado sólo en una proporción numérica como indicador que profundiza la democracia, por favor, esfuércese más, no sea tan simplón y sobre todo no espere que le creamos.
Es difícil imaginarse de un saque, no lo dudamos, pero algunos acercamientos teóricos y testimonios vivenciales comunitarios pueden ayudarnos, no solo a imaginarnos y dejarlos así, sino que nos ayudará a explicar los procesos de la profundización de la democracia representativa liberal.
En ese entendido, a manera de repetir algunas recetas teórica nos adherimos a la ideas de que la democracia representativa puede ser fortalecida desde una democracia directa, algunos mecanismos ya fueron probados en Suiza y Estados Unidos con resultados favorables, y también en Bolivia. (Asamblea Popular, autogestión obrera). Otras experiencias de profundización y superación de la democracia liberal fueron expuestas con la denominada democracia deliberativa que pone énfasis en la deliberación y el debate y no en el sufragio universal. Y podemos seguir recogiendo experiencias democráticas desde el seno de las sociedades liberales, pensemos en una democracia participativa (Audiencias públicas, recursos administrativos más participativos, ombudsman[1], defensor del pueblo, etc.) o en definitiva pensar en una democracia social basada en instancias organizadas como consejos económicos sociales, diálogo, cumbres sociales, etc.)
Frente a esta gama de posibilidades de democracia, con características coyunturales ligadas inevitablemente al liberalismo representativo, podemos imaginarnos sociedades más democráticas y exponer los indicadores adecuados que nos permitan auscultar los niveles de profundización de la democracia liberal.
Para ayudar a imaginarnos sociedades mas democráticas en márgenes liberales, si entendemos los hechos siguiente como características al mismo tiempo; por ejemplo podríamos, establecer y crear las herramientas e instrumentos que ayuden a determinar, de la manera mas certera posible, si la Constitución Política del Estado controla el funcionamiento formal del gobierno y se constituye en la norma jurídica o Estado de Derecho que facilita el relacionamiento político, económico y social.
Igualmente necesitamos entender claramente el rol de los tres poderes de la democracia representativa liberal y su dependencia o de manera contraria establecer con claridad los márgenes constitucionales de su inter- relacionamiento acordado.
Y así, dentro las características o hechos de la democracia liberal debemos valorar el derecho a elegir y ser elegido mediante el voto universal, la protección al derecho de propiedad, la existencia de varios partidos políticos, la libertad de expresión, la libertad de prensa y la libertad de asociación.
Por todo y algo mas de lo anterior se tiene que empezar o finalmente solo continuar, con la búsqueda de la forma de profundizar la democracia liberal o mejorarla al grado de suponer necesario, en algún momento, su definitiva transformación cualitativa. En si, mejorar ya de por sí es una buena receta o en definitiva la mejor, por usar el criterio de Winston Churchill.
Winston Churchill decia que “La democracia es el peor de los regímenes, con excepción de todos los que se han probado” Esta afirmación puesto en positivo expresaría que “La democracia es el mejor de los regímenes, a excepción de los que no se han probado” Esta forma de decir es mas alentadora e incitante a probar mas formas de democracia.
Si esa objeción de democracias que hacía mención Churchill la acoplamos a la definición que daba Abrahan Lincoln durante uno de sus famosos discursos cuando decía que “la democracia es el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo” se puede afirmar que toda transformación o profundización de la democracia es objeto mismo del quehacer del pueblo. En otras palabras, es el pueblo que transforma o profundiza la democracia, pero no desde las instituciones o desde el estado mismo, sino desde sus prácticas democráticas que intuyen una visión de sociedad con igualdad de derechos y no sólo con la regla de la mayoría y el derecho de la minoría. Sino el principio de la igualdad entre todos.
En esa línea, el de la transformación y profundización de la democracia, la novedad solo existe en la alta creatividad, todo lo demás es camino recorrido.
Lamentablemente desde la implementación y consolidación procesual de una democracia liberal en Bolivia, los sectores dominantes se han esforzado de manipularlo, conservarlo y decorarlo con adornos modernistas. Uno de los adornos o decorados superficiales de la democracia liberal representativas en la actual coyuntura constituyente es magnificar una relación de proporcionalidad - 2/3 o mayoría absoluta - para interrumpir el renacer de milenarias formas democráticas cualitativamente superiores a la democracia liberal; por decir algo. De la misma manera podríamos tratar el tema de la Capitalidad Plena. En todo caso ambos temas necesitan ser tratados específicamente en al marco del aporte o no a la profundización y transformación de la democracia liberal representativa. De eso también hablaremos en un acápite posterior. Por ahora sigamos el desarrollo del tema apoyándonos ahora en algunas experiencias de democracia en el mundo, ya que para el caso nacional ocuparemos un espacio aparte.
En el siglo XII la liga democrática y constitucional de Haudenosaunnee integrada por las naciones de Séneca, Cayuga, Oneida, Onondaga y Mohicanos consagraron las limitaciones de los poderes así como la igualdad democrática entre hombre y mujeres.
La soberanía de los pueblos ya fue practicada por las llamadas democracias campesinas en el siglo XII. Estas experiencias fueron recogidas por Rosseau, Locke y Hobbes. Igualmente la escuela de Salamanca atacó la idea del poder de los reyes por designio divino refiriéndose a que el pueblo era el receptor de la soberanía.
La revolución de los comuneros en Paraguay, el año 1735 sostuvo que “la voluntad del común es superior a la del propio rey”. En Brasil, las naciones afroamericanas que lograron escapar de las reducciones portuguesas, se organizaron en repúblicas democráticas.
Y en Bolivia, las prácticas democráticas ancestrales son mas variadas y riquísimas, muchas de ellas ya son parte del debate constituyente, pero que lamentablemente hay quienes creen que eso es volver a los 500 años.
De esto hablaremos mas adelante, ya lo dijimos, pero para terminar con la idea que empezamos en esta parte, afirmamos que los discursos de profundización de la democracia y estrategias deliberativas que vienen manejando sectores conservadores, sólo buscan poner seguros y candados a la puerta que introducen a los ambientes de la democracia liberal representativa para no “contaminarla” con concepciones que nieguen esta limitada democracia y la trasformen en democracias deliberativas, participativas, directa, populares, comunitarias, asambleístas y otras, que ya han sido expuestas en varias propuestas en la Asamblea Constituyente.
Pues en última instancia, recurriendo a las variadas formas de organización social de las comunidades bolivianas y de las poblaciones interculturales, es necesario seguir profundizando la democracia representativa en miras a su transformación, pero también es bueno empezar ha hacerlo contraponiéndose a la democracia liberal y partiendo de una democracia comunitaria y asambleísta, para que desde abajo sea posible construir nuevas relaciones democráticas y por ende una democracia superior a todas las conocidas.


Santa Cruz, 19 de septiembre de 2007

[1] Funcionario designado por el parlamento para examinar las quejas de los ciudadanos contra la administración pública y defender sus derechos. En España se introdujo con la constitución de 1978 (“Defensor del pueblo”)

miércoles, 29 de agosto de 2007

Lo que nos muestra la adhesión y la resistencia al paro cívico

LO QUE NOS MUESTRA LA ADHESIÓN Y LA RESISTENCIA AL PARO CÍVICO

Por Carlos A. Lara Ugarte

En el paro cívico realizado el 28 de agosto, resalta la coordinación de 6 departamentos: Beni, Chuquisaca, Cochabamba, Pando, Santa Cruz y Tarija, y desde las respuestas de la población, saca de las sombras, a los ojos de los protagonistas procesos sociopolíticos que muchos analistas prefirieron obviarlo, minimizarlo o no abordarlo a lo largo de estos últimos meses.
Dos procesos en particular es prudente ponerlas en el tapete crítico y no dejar que se maneje como un producto mágico emanado de las bolas mágicas de los prestidigitadores mediáticos y caudillos regionales que han aprendido a manejar la información y sus conclusiones en el circulo vicioso de difundir solo lo que interesa para sus fines.
A continuación se hace referencia a dos procesos que maduraron casi de manera simultanea e independiente, y que se incrustan y se complementan a viejos procesos dinamizadores de la realidad nacional
¿Y como lo hacen? Para responder a esta pregunta, en el propósito de definir procesos que aportan o interfieren el proceso constituyente en Bolivia, es necesario hacerlo de manera transdiciplinaria, ya que existen un sin fin de viejos procesos llenos de conflictos y con demandas insatisfechas que intentan agarrarse de nuevos ciclos de transformación social y particularmente de la Asamblea Constituyente, para revivir viejos paradigmas que ya se habían dejado en aras de visones integradoras y de debate pacífico.
Al influjo de los movimientos y paros impulsados por los comités cívicos, los dos ciclos de experiencia social o proceso social, al que se hace referencias al principio del texto de refieren a:
1. Un primer proceso que se focaliza en el crecimiento de la influencia del Comité Cívico de Santa Cruz hacia sus similares en los cinco otros departamentos, sin dejar de a un lado la posibilidad de presenciar su expansión hacia los cívicos de Oruro y Potosí. (A La Paz por ahora es imposible, por razones obvias, y no por otra cosa)
2. Un segundo proceso centrado en la dinámica departamental y motorizado en el ámbito de la totalidad nacional por dos contrarios claramente visibles: los que promueven los cambios con contenido revolucionario en el marco de la legalidad liberal y otros que se oponen en ese mismo marco y otros más.
¿Qué pasa con el primer proceso mencionado? El proceso de influencia del Comité Cívico de Santa Cruz hacia sus similares, no es precisamente producto de un avance cualitativo de su accionar o de la coherencia entre su práctica y filosofía para resolver los problemas nacionales planteando alternativas lúcidas y democráticas. Y aunque haya un mínimo lo anterior no es la razón más consistente.
Lo que parece ser determinante en su creciente influencia es el moverse en un ámbito donde las fuerzas críticas y de transformación social han dejado de actuar o lo hacen de manera débil y de manera despreocupada ante las prioridades coyunturales.
Para nadie es desconocido que la lucha cívica en las ciudades del occidente boliviano han tenido sentido de cambio y fuerza unificadora en la demanda regional cuando lo han hecho con apoyo y participación de obreros, campesinos y clases medias progresistas. Pero cuando estas fuerzas se alejan de o ha estas fuerzas las relegan de los comités cívicos, es natural suponer que otro tipo de influencias se introducen con facilidad en las instituciones.
La falta de presencia material e ideológica de la clase obrera, campesinos, indígenas, clases medias y profesionales progresistas en la entidad cívica cochabambina, chuquisaqueña y tarijeña es una realidad que ha abierto las puertas y ha extendido las alfombras para posibilitar la entrada triunfal del sentimiento liberal y conservador de los líderes del Comité Cívico de Santa Cruz.
Otra es la realidad, diferente, pero parte del mismo proceso es el acercamiento al movimiento cívico de Beni y Pando. Hay pues entre Santa Cruz, Beni y Pando una fuerte afinidad identataria que las hacen parte de una mima reivindicación regional, pero con los otros tres, ¿De donde? ¿Cuándo? ¿Por qué?
A las preguntas ¿De donde? ¿Cuándo? ¿Por qué? Responder supone ser amplio, pero que tal si se parte reconociendo la existencia de intereses políticos que actúan bajo preceptos de una “vieja” Constitución Política del Estado para seguir justificando y legalizando las relaciones de explotación, de neocolonización y de discriminación favoreciendo a asociaciones, entidades y clases políticas conservadoras temerosa a los cambios y opuestas a posturas transformadoras y revolucionarias.
Ahora, para explicar el segundo proceso planteado a un principio, es necesario hacerlo desde la realidad cruceña, ya que esta pone en vitrina el proceso mencionado.
Los cívicos cruceños, desde la coyunturas constituyente, han priorizado el logro de metas expansivas y de influencia hacia otros movimiento cívicos departamentales, descuidando su espalda. Así llegaron tarde a intuir que desde su propio descuido, en la misma región se ha ido generando un civismo alternativo y contestatario; y que a la actualidad poco a poco se consolida y también es expansivo, pero no por el afán de dominio y hegemonía, sino por simple lógica de sobrevivencia. El Comité Cívico Popular con base social en los gremialistas, transportistas, estudiantes y clases medias del plan tres mil, se fortalece con la participación de la pampa de la isla, la cuchilla, la villa primero de mayo y otros barrios que pueden conformar un anillo o media luna pequeña dentro del corazón de la media luna grande.
Durante el paro cívico, los estudiantes, gremialistas y otros estamentos del plan tres mil resguardaron los ingresos principales a la ciudadela evitando que la unión cruceñista imponga por la fuerza la determinación de parar. Así, no solo no pararon sino que aprovecharon para plantar el mojón de la quinta sección municipal y se declararon autónomos del gobierno municipal central.
Esta demanda es posible que vaya madurando junto a otras que seguramente irán potenciando al comité cívico popular y a las instancias organizadas afines. El comité Cívico de santa cruz, puede seguir proclamando sus triunfos en las demás regiones, pero sin duda que le faltará fuerzas para controlar su proceso de hegemonía al interior del departamento debido a que el Plan tres mil o le quita fuerza o sencillamente pone el jaque a su proceso expansionista. Ya sin contar a los municipios de San Julián y Yapacaní, donde por “instrucción política y administrativa” existe un mandato contra hegemónico a las determinaciones del Comité Cívico.
Acá se manifiesta o se entiende la existencia del segundo proceso, al interior de las mismas regiones o ciudades: dos contrarios, uno que se adhiere a cambios revolucionarios y otros que se oponen, ambos en el marco del constitucionalismo liberal.
Predecir etapas en curso y etapas de llegada sustentada en viejos y nuevos procesos sociales serán siempre meras posibilidades, que desde un principio de correspondencia ayudarán a tomar determinaciones políticas que marquen el curso de las propuestas a la Asamblea Constituyente.
Pues, no es aventurero decir que sin salirse del constitucionalismo liberal se puede direccionar la opinión pública, hacia victorias coyunturales sin medir consecuencias o desenlaces violentos, y es recatado pensar que es posible, establecer categorías e indicadores de análisis, dentro los mismos marcos liberales para avanzar con el diseño y la implementación de un constitucionalismo mas comprometido con las mayorías y sobre todo con los procesos de descolonización e integración demandando por los pueblos originarios, campesinos y sectores de trabajadores considerados, curiosamente como “Advenedizos” en territorio Boliviano.
La asamblea constituyente esta experimentando y viviendo todo los procesos imaginados por la sociedad boliviana, pero lamentablemente por un conjunto de remanentes retrógrados y reaccionarios sus actores, desde los comités cívicos no está aprovechando lo concertado a lo largo de la historia, para cerrar viejas heridas sin reabrir viejos disensos constitucionales.
Para terminar se dirá a manera de afirmación que “La meta de transición a la que deben llegar los viejos y nuevos procesos de transformación social está a la vuelta de lo concertado en el pasado, mas adelante o después viene la nueva concertación y la nueva sociedad que se intente diseñar en el proceso de la Asamblea Constituyente.

Santa Cruz, 29 de agosto de 2007.