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jueves, 9 de enero de 2014

PARTICIPACIÓN SOCIAL EN EL ESTADO PLURINACIONAL



PARTICIPACIÓN SOCIAL EN EL ESTADO PLURINACIONAL
Por: Carlos Alejandro Lara Ugarte
Los nuevos desafíos en el diseño y la ejecución de la gestión pública fundada en la praxis democrática demanda una serie de especulaciones teóricas y acercamientos prácticos en el campo democrático y político, desde una posta que suponga al menos el previo conocimiento o la voluntad de aceptación sobre el avance real de la participación social en la generación y diseño de políticas públicas.
Este avance, que no es planteamiento teórico aislado de una práctica, se percibe de manera real en cuanto existen cambios objetivos en las relaciones de la sociedad y la institucionalidad estatal. Ignorar lo dicho en cierta manera significaría negar los avances de la democracia participativa y consulta en el Estado Plurinacional y sobre todo significarían cerrar el camino para que esta pueda ir más allá de las unilaterales formas determinadas por aquella vieja estructura de la democracia representativa que consolidaron históricamente el beneficio de minorías de poder con visión conservadora.
La lógica de legitimar la Gestión Pública desde la delegación artificial del poder del soberano en la figura institucional representada fue y aún es el esfuerzo por mantener la invisibilidad de la participación social; y es la reproducción dimensional del poder de unos cuantos manteniendo los esquemas perversos de la vieja lógica del Estado Republicano colonial en manos de las viejas oligarquías y la determinación de políticos defensores de expresiones e intereses del poder colonial, imperialista, terrateniente y burgués.
Flujo político de la participación social hacia la democracia participativa.
La experiencia boliviana en la construcción del Estado plurinacional ha abierto las barreras que la lucha social contra el poder estatal republicano no pudo hacerlo antes de adentrarse en la construcción de un nuevo Estado, Estado Plurinacional comunitario que por su génesis institucional revolucionaria y de cambio supera la lógica del Estado de dominación entendido como instrumento de clase.
Es justo afirmar que en el viejo Estado la participación social era revolucionaria en tanto interpelaba esencialmente las distintas formas de dominación, explotación, discriminación, exclusión y enajenación social y del bien común, en cambio, en el Estado Plurinacional la participación social es ello y mucho más.
De manera sucinta, siguiendo la idea anterior, es lícito pensar que las luchas sociales de obreros, campesinos, estudiantes, sectores progresistas y pueblos indígenas originarios en sus visiones más revolucionarias centraron su artillería en la toma del poder y la disputa de instancias institucionales en los órganos de poder, pero sin ir más allá de lo mas cercano y cotidiano, es decir manteniendo el margen de lo reivindicativo y la disputa del poder institucional.
La participación social en el nuevo Estado Plurinacional da un salto cualitativo luego de los avances que generó la lucha reivindicativa y de poder limitado por la democracia representativa. El salto se da  fundamentalmente por la participación en la construcción institucional del proceso de cambio en la visión marcada por la Constitución Política del Estado en la democracia participativa.
La Democracia Participativa al ser resultado de las luchas sociales y entroncarse de manera continua a la participación social que luchó contra el viejo Estado republicano, sobre todo ahora por tener una mención o sustento constitucional, ha ampliado la participación social llegando a espacios que no pudo el imaginario revolucionario plasmarlo en la institucionalidad del viejo republicanismo.
De la Democracia Participativa al sistema de Gobierno
La escuela política clásica al referirse a los sistemas de Gobierno lo hace en parte caracterizando y desarrollando las formas de relacionamiento entre los Órganos de Poder establecido constitucionalmente para la administración y el ejercicio del Poder Público. En el fondo desde estas escuelas políticas se establece los argumentos y sustentos constitucionales para resguardar al poder público y darle la supremacía frente a la que no puede ser el poder de la sociedad o la voluntad del soberano.
En el caso de la vieja República Boliviana, la teoría consideraría a Bolivia como una República presidencialista porque básicamente el Presidente era la cabeza activa del Poder Ejecutivo, ejercía su cargo de manera independiente frente al Poder Legislativo y el Poder Judicial, pero fundamentalmente lo hacía en un marco de facultades constitucionales que excluían de estas facultades y competencias a la ciudadanía no electa por voto.
Es decir que en un sistema presidencialista los ciudadanos no son sujetos activos y protagonistas reconocidos constitucionalmente en la organización institucional para la gestión, planificación y ejecución de políticas públicas; es decir que nunca tuvieron el derecho constitucional de participar en los asuntos públicos de manera directa, sino a través de representantes electos.
Ahora, en el Estado Plurinacional cuando se habla de la ruta para transitar de la Democracia Participativa a un Sistema de Gobierno Participativo se habla de cualificar la participación del pueblo en asuntos de los órganos Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral, de manera que en el sentido de derecho se haga referencia además al sentido de responsabilidad y deber.
La democracia participativa, dentro el pluralismo democrático que incluye la democracia representativa, comunitaria, directa y otra formas de toma de decisiones colectivas como el referéndum, revocatorio, asamblea y consulta, es un puntal ahora reivindicativo para desmontar el credo constitucional de la democracia representativa.
Y es que haciendo de la Democracia Participativa un sistema de Gobierno es cómo se puede viabilizar la verdadera participación social en el Estado Plurinacional, que no es la abolición del Estado en si misma, pero es imprescindible hacerlo por cuanto la administración del bien común ya no es potestad de los órganos de poder público sino del conjunto social.
El sentido socialista de un sistema de gobierno participativo.
El momento que atraviesa la construcción del Estado Plurinacional a diferencia de otros momentos demanda grandes consensos y políticas compartidas, algunos ya en proceso de implementación y otros con la imperante necesidad de hacerlo. El sistema de Gobierno participativo es, los acuerdos sociales construidos por la praxis de los diferentes niveles de Gobierno, con la población, con colectivos organizados, pueblos e individualidades con criterio de colectividad.
Un tema que necesariamente deviene de un sistema de gobierno participativo es la optimización estatal de los servicios, la regulación de precios, regulación de la producción, comercio, importación, exportación, entre muchos otros temas o materia de intervención estatal en la mirada del resguardo o potenciamiento del bien común o la cosa pública.
El mercantilismo y la relaciones de producción capitalista, no será únicamente combatida desde la acción coercitiva del Estado, sino desde la misma participación social y el acuerdo por ejercitar la voluntad social o colectiva sin que esta afecte el interés individual.
Un Sistema de Gobierno participativo es la gestión pública con sentido de largo plazo, es decir que al no ser solamente voluntad de representantes electos, la continuidad de políticas públicas es continua y sustentable. Es además el ejercicio de la democracia comunitaria es sus instancias de la autogestión de los gobiernos indígenas originarios. El Sistema de Gobierno Participativo es perduración al infinito del proceso revolucionario, de cambio y transformación permanente.
Desde un sistema de gobierno participativo se entiende el Estado Socialista en su ejercicio e implementación hacia el comunitarismo científico.
La Paz, 9 de enero de 2014

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