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viernes, 24 de julio de 2020

GOBIERNO VS. DEFENSORÍA DEL PUEBLO


Por: Carlos Alejandro Lara Ugarte

Durante los meses de noviembre y diciembre del pasado año y el primer trimestre del presente, activistas reaccionarios y neoliberales  entre ellos ex Defensores del Pueblo, funcionarios del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz y otros conocidos como “pititas” y motoqueros se propusieron cerrar y tomar la Defensoría del Pueblo con la finalidad de anular e inviabilizar toda acción legal en Defensa de los Derechos Humanos y la denuncia internacional de vulneración de los Derechos Humanos en el Estado Plurinacional de Bolivia. En las ciudades de La Paz y Cochabamba los “pititas y grupos civiles armados  cercaron las entradas a las oficinas de la Defensoría del Pueblo e interfiriendo acciones defensoriales a favor del ciudadano peticionario. Pero no lo lograron.

De manera similar diputados que hoy fungen  de oficialistas no atinaron en plantear la vía correcta para designar una nueva Defensora o nuevo Defensor del Pueblo, ante la posibilidad de que la Asamblea Legislativa Plurinacional en mérito a la defensa de los Derechos Humanos ratifique a la Dra. Nadia Cruz como Defensora del Pueblo, posibilidad a la que no quisieron exponerse.

De hecho la única vía segura que aparentemente aplica el gobierno transitorio son la de intervenir las instituciones, porque así lo hicieron con el ejecutivo, lo hicieron con instituciones descentralizadas, con la Procuraduría y la Contraloría, y lo hicieron con SEDES y no conformes para prorrogar el mando del Estado  buscan cerrar la Defensoría del Pueblo y la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Para el caso, en favor de la Defensoría del Pueblo no solo en Bolivia sino en otros países donde existen Defensorías, no procede las intervenciones y es que estas instituciones están protegidas por resoluciones y recomendaciones de organizaciones internacionales como la ONU y el Consejo de Europa; y si el Gobierno de Bolivia considera ignorar las resoluciones y recomendaciones puede verse ante  efectos y consecuencias significativas que afecten el derecho internacional y el derecho de los pueblos y naciones, entendiendo que las  resoluciones y recomendaciones son portadoras de autoridad moral y política.

Lo mejor que puede hacer el gobierno en este periodo de transición es empezar a respetar la vida institucional, sus formas y mecanismos de autonomía coordinación e independencia, en tanto sean constitucionales y de derecho, esto para no verse enfrentada a la sociedad y a quienes consideran sus derechos vulnerados.

Con lo anterior es prudente advertir que intervenir a la fuerza y desestructurar instituciones de defensa de la sociedad cuando está consolidada es desestructurar el Estado de Derecho y eso es sinónimo de convulsión social.

Santa Cruz, 24 de julio de 2020   

 

 


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